A
muchos colombianos cuando les hablan de la ciudad de Tunja les llegan imágenes
a la mente un MAR DE COLINAS y praderas verdes donde el agro (papa, maíz, alverja,
curuba, uchuva) lo cubre todo desde los valles hasta los altos y la ruana
abriga a varios de sus habitantes en las noches bajo la luna.
Tunja
es mucho más que eso, es una urbe que alberga ampliamente la memoria de un país
entero tocado por la conquista, la colonia, la independencia, la república, la
era moderna y contemporánea; esta última afincada con audacia alrededor de los
robustos tesoros que la ciudad alberga, desde hace más de 1000 años contando
con el periodo de vida de la ciudad original, la antigua Hunza / Tchunsa de los
Chibchas o 480 años de fundación ibérica.
Presenta la ciudad, a Colombia y al mundo, esta recopilación de datos curiosos de la historia, arquitectura, arte, población, bibliografía, fotografías, conmemoraciones anteriores y todo aquello que está escrito y que nos permitirá conocer y reencontrarnos con la riqueza de Tunja la capital milenaria, ver que es una ciudad que se puede visitar y disfrutar con agrado y se abrirá a nosotros los espectadores para dejarnos asombrar por sus tesoros, únicos en Latinoamérica y América entera.
La historia no solo la escriben los que la estudian, la escribe cada persona que se preocupa por mantener la memoria de una tradición, de su cultura y sus raíces.
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HISTORIA: 6 de Agosto, día oficial de la Ciudad de Tunja
Conmemoraciones
Sabemos bien que la fecha oficial de la fundación de Tunja es el 6 de agosto de 1539, y su fundador es el adelantado Capitán Gonzalo Suárez Rendón. Después de esta fecha memorable, ¿que o quienes optaron por una celebración anual de dicha fundación?
Creemos muchos que con solo la
fundación de una ciudad, proclamación y acta de la misma, ya podemos evocar una
tradición de festividad anual. No es así, y la ciudad de Tunja lo demuestra
gracias a sus documentos que años posteriores nos muestran la proclamación de
la celebración anual de su fundación.
Tomamos el siguiente parágrafo del libro Crónica del Muy Magnifico Capitán Don Gonzalo Suárez Rendón, escrito por Nicolás García Samudio; el cual nos narra:
Desde los primeros años de la vida tunjana se estableció una ceremonia anual para recordar dignamente la fecha de la fundación de la ciudad, queriendo así seguir los principales vecinos la costumbre de España. En la sesión del Cabildo el 8 de agosto de 1575, el Procurador General de la ciudad, don Diego Paredes Calderón, propuso que se acordara celebrar el 6 de agosto de manera solemne, y al efecto se dispuso:
"hacer un pendón de damasco
carmesí muy bueno, con su flecadura de oro y seda y en él se ponga un escudo
representando la Transfiguración y bajo de esto las armas que tiene esta ciudad
y Nuevo Reino de Granada. El cual pendón cada año se saque de las casas del
Cabildo de la ciudad por una persona que sea tal de toda calidad y méritos, y
todas las personas que en esta ciudad estuvieren sean obligadas a acompañarlo y
a asistir a las fiestas que así se hicieren y ordenaren por los señores
Justicia y Regidores que hoy son y fueren de aquí adelante, perpetuamente para
siempre jamás."
Se resolvió también que se cantase una misa solemne con sermón en la Iglesia Catedral, y que la procesión fuera a las ermitas y monasterios, todo lo cual debía verificarse desde el 6 de agosto de 1576, y que "perpetuamente y para siempre jamás sea cumplido".
Se mandó citar al Cabildo y notificar al beneficiado Juan de Castellanos, al párroco Juan de Cañada y al sacristán Diego de Vaca, quienes firmaron en señal de aceptación, lo acordado por el Cabildo. Hacia parte de aquella entidad como Regidor el ya anciano Capitán Suárez Rendón, quien vería con suma complacencia la manera brillante como se disponía conmemorar anualmente la fundación que él había realizado cerca de 40 años antes.
Evocaría entonces los años de su brillante carrera militar en Europa y recordaría la lucha portentosa que significó la empresa ordenada en Santa Marta por el Adelantado Lugo, cumplida por el valor y arrojo de los expedicionarios que lograron triunfar, llegar hasta la sabana de Bogotá y clavar luego el pabellón de la fe cristiana y de la nación española sobre el cercado de Quimuinza.
De esta forma queda constancia que años después de la fundación de la ciudad de Tunja, el cabildo perpetúa una celebración, para inmortalizar una fecha que ahora evocan, año tras año, los habitantes de la ciudad y la administración actual que la rige.
COSTUMBRES: Las Siembras y Otros Productos de la Tierra - Tunja 1610
Agricultura
Esta semana traemos a los
lectores, parte de una crónica realizada en el año 1610. Tunja y los demás
municipios del departamento de Boyacá se caracterizan por el cultivo de
productos que son representativos de esta zona, uno en especial, la papa.
No solo adquirimos en los centros de acopio hortalizas, legumbres o frutos; también disponemos de hierbas medicinales, flores y otros productos que la madre tierra proporciona.
En las investigaciones realizadas tomamos el fragmento de la Colección de Documentos Inéditos, Relativos al descubrimiento, conquista y organización de las Antiguas Posesiones Españolas, D. Luis Torres de Mendoza, Tomo IX editado en Madrid (1868); donde notamos nombres de especies conocidas, poco conocidas y otras ya inexistentes.
La transcripción esta realizada fielmente al texto que se compilo de 1610 en la Colección de 1868; por tal, la ortografía y la forma descriptiva es la original. Así demos paso a lo que nos narran en 1610 de la Ciudad de Tunja en las siembras de entonces:
No solo adquirimos en los centros de acopio hortalizas, legumbres o frutos; también disponemos de hierbas medicinales, flores y otros productos que la madre tierra proporciona.
En las investigaciones realizadas tomamos el fragmento de la Colección de Documentos Inéditos, Relativos al descubrimiento, conquista y organización de las Antiguas Posesiones Españolas, D. Luis Torres de Mendoza, Tomo IX editado en Madrid (1868); donde notamos nombres de especies conocidas, poco conocidas y otras ya inexistentes.
La transcripción esta realizada fielmente al texto que se compilo de 1610 en la Colección de 1868; por tal, la ortografía y la forma descriptiva es la original. Así demos paso a lo que nos narran en 1610 de la Ciudad de Tunja en las siembras de entonces:
“Siémbranse en este distrito trigo, cebada, maíz, garbanzos, frísoles, habas, turmas, que son las que en el Pirú llaman papas: siémbranse á mano; la semilla son ellas mismas hechas pedacitos que tengan algún nudo por donde nazcan; el fruto dan en la raíz colgado como gamones, y cuando están maduras las arrancan y cogen, apartándolas de las raíces: es cosa de mucho provecho para los indios, porque teniendo turmas y maíz tienen todo el sustento necesario. Hay también patatas y otras raíces que llaman arracachas, que son casi como patatas.
El trigo acude de ordinaria á diez y á quince por fanega, y á veces á cuarenta y cincuenta; la cebada de veinte hasta treinta, y algunas veces á cincuenta y á sesenta; el maíz desde cincuenta hasta ciento; las turmas á veinte y a treinta y mas por fanega; los garbanzos y habas de veinte á veinte y cinco.
Las hortalizas que hay son lechugas, repollos, coles, rábanos, acenorias, cardos, escarolas, acelgas, perejil, chicoria, berros, cerrajas, verdolagas, culantro, mostaza, nabos, ajos, cebollas, yerbabuena, bledos, espinacas, hongos, borrajas, mastuerco, berenjenas, pepinos, calabazas.
Hay mucha variedad de yerbas y flores, como son rosas, claveles, clavellinas, lirios, azucenas, alelíes de muchas maneras, violetas, amapolas, toronjil, trébol, llantén, altamisa infinita por los valles calientes, eneldo, apio, paleo, ditamo, cebollas albarranas, taragontía, acederas, yerba mora, manrubios, mastrantos, ruda, manzanilla, hinojos, salvia tan alta como árboles, mercuriales, carda santo, cavila; de que se hace el acíbar, mastuerço salvaje.
Las yerbas medicinales que hay en esta tierra son la que llaman de uvas, y otra que llaman guachas, ruchica, chilca, bejuquillo, que es como planta de jazmín, tabaco, la raíz de mechoacan y la yerba que llaman sorpa, y otras muchas que por falta de herbolarios no se conocen.
Con las yerbas de bubas se curan ellas, que para eso se llaman así: las guacas comidas, crudas ó cocidas, aprovechan al hígado y riñones, y con la ruchica se curan las heridas frescas, poniéndola encima majada: con la chilca cocida se lavan las piernas hinchadas: con la raíz de mechoacan se purgan de ordinario: con la sorpa se purgan humores gruesos: el bejuquillo sirve como la ruchina para heridas frescas: del tabaco se usa mucho tomado en polvo por las narices y en humo por la boca; y sirve para enfermedades frías.”
Tunja 470 fomenta el sentido de pertenencia, valor y memoria de la capital de Boyacá; somos parte de esa memoria, hay que resguardarla y transmitirla.
PALABRA: El Mono de la Pila, el Primer Sello Postal de Tunja - 1954
Filatelia
En próximas crónicas haremos
referencia de varias emisiones postales que identifican la ciudad de Tunja, y
del arte de coleccionar y estudiar los sellos de correo, conocida como
filatelia.
Historia del Sello Postal
Historia del Sello Postal
La historia del sello tiene un
antecedente, la necesidad de comunicarse a grandes distancias, entre tribus,
imperios, ejércitos o civilizaciones del antiguo y nuevo mundo; desde las
señales de humo, tambores, palomas mensajeras y emisarios.
Para el año de 1840, en Inglaterra, el profesor Sir Rownald Hill creó el primer sello postal. La idea surgió por la necesidad de controlar y administrar de la mejor forma el porte postal, el pago equitativo y real de los correos; el 6 de mayo se oficializo el pago de correos con el sello postal, a partir de entonces las cartas, documentos y demás envíos llevarían un sello el cual certificaba el pago del servicio postal.
Colombia en los Correos
El primer sello postal de Colombia se oficializo en el año de 1859, bajo el nombre de Confederación Granadina, este sello (que no es dentado como las estampillas actuales) lleva grabado el escudo de la Confederación; a partir de este año Colombia inicia sus correos unificados y con valores administrados directamente por el gobierno.
El Mono de la Pila
La elaboración de esta pila se remonta al año de 1567, debido al problema del abastecimiento de agua para el consumo de la ciudad. Una década más tarde se propuso que la ciudad se abasteciera del Río Boyacá.
El maestro cantero Diego de Morales construyó en 1573 “El Mono de la Pila”, este se levanto por más de tres siglos en la Plaza Mayor (Hoy la de Bolívar).
La fuente que reposa en la plaza que lleva su nombre, no es la original, la estatua fue dañada en 1872; como recuerdo y valor que esta represento en su época, se realizo una copia hasta el año 1915, la que reposa hoy diagonal a la Casa del Escribano Juan de Vargas.
El Sello Alusivo
A lo largo de la historia filatélica de Colombia, se han realizado emisiones postales con temas alusivos a la historia, en especial aquella que atribuye la independencia y los próceres que en ella intervinieron; de esas emisiones, varias ilustran la “Batalla de Boyacá”, y varios asumen que el ícono del Puente donde se gesto tal batalla representa la memoria de la Ciudad de Tunja.
En gran parte podemos afirmar que si, pero la ubicación geográfica y política actual no lo definen así. Es por eso que en las emisiones postales damos el mérito como primera representación de la ciudad de Tunja, la conferida en el año de 1954, dentro de la serie “Fomento al Turismo”, al sello de color castaño y por un valor de 60 centavos para el correo aéreo.
Un bello grabado, que para entonces, sirvió para el pago del correo aéreo nacional e internacional, fomentando el conocimiento y existencia de una ciudad de riqueza histórica invaluable, actividades religiosas y culturales que la identifican, en muchos aspectos, única en Latinoamérica.
Relacionaremos otros sellos postales de Tunja en futuras crónicas.
Cultura
CIUDADANÍA: Fiestas Reales – Certamen Literario 1663
En los últimos 50 años la ciudad
de Tunja se ha distinguido por los eventos culturales que en ella se celebran
unos de gran tradición regional, otros con nuevas ideas, y otros
desafortunadamente desaparecidos u olvidados de la memoria de los habitantes.
Los eventos
culturales nacen siglos atrás en memoria de la Realeza Española, eventos
autóctonos traídos de la península ibérica o por juntar un selecto grupo de
eruditos y letrados para compartir nuevos aires literarios que Europa producía.
Investigando y tomando las lecturas realizadas en el libro Tunja - Desde su Fundación hasta la Época Presente (Ozías S. Rubio y Manuel Briceño – Bogotá, 1909), encontramos una relación, que hacen los autores del mismo, sobre un documento singular que data de 1663, donde el Sr. D. Alonso de Palma Nieto recopila para el Rey de España, el desarrollo de las fiestas y certamen literario que tuvieron lugar en Tunja en ese entonces.
Transcribimos alguno de los apartes del documento, con su original y muy singular narración escrita así:
Investigando y tomando las lecturas realizadas en el libro Tunja - Desde su Fundación hasta la Época Presente (Ozías S. Rubio y Manuel Briceño – Bogotá, 1909), encontramos una relación, que hacen los autores del mismo, sobre un documento singular que data de 1663, donde el Sr. D. Alonso de Palma Nieto recopila para el Rey de España, el desarrollo de las fiestas y certamen literario que tuvieron lugar en Tunja en ese entonces.
Transcribimos alguno de los apartes del documento, con su original y muy singular narración escrita así:
Sacra Real Majestad
La ciudad de Tunja me cometió como á uno de sus Alcaldes ordinarios la relación de las fiestas hechas en ella en cumplimiento de U. Real cédula despachada en veinte y cinco de enero mil seiscientos y sesenta y dos años para que se hiciesen al feliz nacimiento de nuestro Príncipe y señor Carlos José, que el cielo nos guarde para amparo y defensa de la cristiandad. Y porque se han hecho adelantándose á lo posible con el mucho cuidado y fomento de vuestro Corregidor y Justicia mayor de esta provincia, Don Juan Bautista de Valdez, Capitán de caravallos corachas en los Reales Ejércitos de Cataluña y entretenido cerca de las personas de los Capitanes Generales ajustándome á la verdad sin y pervoles poéticos Jueves que se contaron diez y ocho de enero de este año de mil seiscientos y sesenta y tres. Se publicó certamen literario saliendo de las casas de cabildo El Cartel en un bastidor iluminado con Vuestras Reales armas El cual llevó para su publicación el Maestro Don Antonio de la Cadena y Sandoval, Ilustre por sangre y letras llevándole en medio en vistosos caballos dos caballeros hermanos Don Juan Barreto de Betancur Doctor en Santa teología y Maestro en ella. Don Pedro del mismo apellido.
Cartel
"Certamen Literario en el nacimiento del Príncipe Nuestro Señor Don Carlos Joseph"
"A la infeliz nueva de la muerte de Nuestro Príncipe y Señor Philipo Prospero, que ya triunfa de las coronas y prosperidades del mundo en los Alcázares sacros, Tunja siempre leal y grata á los beneficios que el cielo le ha hecho en conservarla debajo de la protección y amparo de los felicísimos Reyes Católicos entre quiebras y grutas de su poblazon (mausoleos de sus felicidades), Con demostraciones de sentimiento como Huérfana y desamparada, viendo el sucesor de nuestra gran España ya fallecida, lloro tiernamente su falta con la perseverancia que como leal debía en la perdida de su Príncipe, temerosa de no gozar eternamente de las dichas que se adquiere continuada la sucesión del Reino en la ilustre y augustisima casa de Austria."
·
Parte del evento que comento Palma Nieto sobre los días de fiestas, lo
relaciona así:
“El Siguiente día amaneció la plaza poblada de tablados para el encierro de Toros en que salieron muchos caballeros y personas de diferentes calidades. Trajéronle á ella treinta Toros pintados de diferentes colores. Entro vuestro Corregidor y Alcaldes Ordinarios llevando por delante á todo el concurso de caballería y su lugar nobleza y todo el demás concurso y habiendo dado vuelta á la plaza, se subió el Cabildo y corredores del, á donde habiendo ocupado sus lugares las justicias y capitulares, se encerraron en el Toril los toros y se lidiaron.”
“El Siguiente día amaneció la plaza poblada de tablados para el encierro de Toros en que salieron muchos caballeros y personas de diferentes calidades. Trajéronle á ella treinta Toros pintados de diferentes colores. Entro vuestro Corregidor y Alcaldes Ordinarios llevando por delante á todo el concurso de caballería y su lugar nobleza y todo el demás concurso y habiendo dado vuelta á la plaza, se subió el Cabildo y corredores del, á donde habiendo ocupado sus lugares las justicias y capitulares, se encerraron en el Toril los toros y se lidiaron.”
“El siguiente día que fue Domingo, en el Real Convento de Santa Clara se adorno la Iglesia y lo estuvo con la mayor obstentacion y curiosidad que se pudo y lo acabado de esta tierra dio lugar.”
“…Las canciones y octavas del quinto y sexto assumpto premiados en primer lugar, quedaron huerfanas sin que las reconocieran sus padres legitimos, con que me fue forzoso elegir persona de mi afecto a quien dirigir los premios con aplausos del auditorio…”
El documento contiene apartes interesantes sobre el desarrollo de estas fiestas y los acontecimientos acaecidos en el año 1663; datos que nos ilustran y dan luces de muchas de nuestras tradiciones festivas hoy en día.
Las festividades y los eventos culturales desarrollan la sana educación y preservación de las costumbres de una región; permite la valoración del arte, la literatura, la poesía, la arquitectura y todo aquello que identifique un país, a las ciudades y su gente, es permanecer eternamente en el corazón y la mente de las generaciones actuales y las que están por llegar.
Templos
SANTUARIOS: Los Templos y Comunidades Religiosas en Tunja – 1610
Tunja la Ciudad de los Tesoros
Escondidos, una de varias frases insignes que porta la ciudad que especial
encierra la riqueza arquitectónica, religiosa, cultural e histórica, que por
siglos la han hecho acreedora como una de las ciudades latinoamericanas mejor
conservada en su patrimonio colonial. Uno de los elementos que la caracteriza,
en su variedad histórica, son los templos que en ella se yergue y las
comunidades religiosas que aportaron, no solo el templo o conventos, sino el
desarrollo de una ciudad en la fe y el arte religioso.
Retomamos nuevamente la consulta
al libro Colección de Documentos Inéditos, Relativos al descubrimiento,
conquista y organización de las Antiguas Posesiones Españolas, D. Luis
Torres de Mendoza, Tomo IX editado en Madrid (1868); con la descripción de los
templos y comunidades religiosas que en 1610 ya estaban radicadas en la ciudad
de Tunja.
Transcribimos fielmente el texto, descubriendo datos curiosos y poco conocidos al respecto de este tema en especial.
Transcribimos fielmente el texto, descubriendo datos curiosos y poco conocidos al respecto de este tema en especial.
"Tiene la ciudad de Tunja seis templos en que hay Santísimo Sacramento, que son la iglesia mayor, un convento de Santo Domingo, otro de San Francisco, otro de San Agustin, dos de monjas, uno de Santa Clara la Real, otro de la Concepcion.
La iglesia mayor que fundó esta ciudad y la fabricaron los vecinos y moradores de ella, se llamo en sus principios Nuestra Señora de Guadalupe; despues se ha llamado y llama Santiago; es parroquia; sin haber otra en esta ciudad; tiene mas de mil y cuatrocientos feligreses con los que asisten en el campo. Los indios é indias ladinos que viven en la ciudad acuden los dias de fiesta á el hospital y hermitas que hay en la ciudad, en donde oyen misa de los sacerdotes que tienen cuidado de decirla allí.
Hay en esta iglesia mayor un beneficiado y un cura y un vicario y dos sacristanes, mayor y menor; asisten en ella, sin los capellanes, ocho ó diez clérigos sacerdotes, y algunas veces mas, y treinta ordenados desde diáconos hasta de corona, y asi es la iglesia muy servida; hay fundadas en ella cuarenta y una capellanías, y otras hay en la capilla de la cárcel, la cual ha de servir perpetuamente clérigo.
El beneficio vale un año con otro dos mil pesos de oro corriente en cada un año, que vale cada peso nueve reales; el curato mil pesos ó mil y doscientos del mismo oro; la sacristía can todos los derechos que le pertenecen, valdrá cada ana ochocientos pesos, poco mas ó menos; las capellanías rentan cada año de siete á ocho mil pesos del mismo oro.
Estas prebendas antes van en aumento que en disminucion, porque el número de españoles vá creciendo cada dia, y así es mas la labrança y criança y los diezmos; y tambien porque como los indios se van mejorando más en la noticia de nuestra santa religion, pagan mejor los diezmos. Las capellanías antes han ido en disminucion, porque los censos en que están fundadas se pagan mal, y las posesiones valen cada dia menos.
Provee su magestad este beneficio y curato como los arçobispados y obispados y demás dignidades y prebendas de este reino. Las capellanías se proveen conforme las cláusulas de sus fundaciones, y algunas están anejas a los beneficios, y curatos, y andan siempre con ellos.
El convento de Santo Domingo, demás de diez frailes sacerdotes que están ocupados en diez doctrinas del mismo convenlo, tiene de ordinario de diez y ocho a veinte frailes moradores, sacerdotes, predicadores, coristas y novicios. El de San Francisco, cuya advocacion es de la Madalena, demás de siete frailes dotrineros, tiene de diez y seis á diez y ocho moradores; el de San Agustin tiene cuatro dotrineros y cinco ó seis frailes moradores.
El convenlo de Santa Clara la Real es muy religioso, y de donde han salido monjas para fundar en la ciudad de Pamplona el convento de Santa Clara, y en Santa Fe y en esta ciudad el de la Concepcion, el cual tiene veinte y seis monjas y diez donadas, y el numero no puede esceder de treinta y tres, conforme á su fundacion".
Notamos que en esa fecha los templos y comunidades religiosas iniciaban su misión de forjar, enseñar, transmitir, obedecer y acatar todo los comunicados del Rey y de los diferentes jerarcas de las comunidades, sin saber que su legado es hoy uno de los patrimonios importantes de Tunja.
En otras capsulas narraremos la importancia arquitectónica, otros templos construidos en fechas posteriores y el aporte histórico en nuestros días, templos con tesoros únicos en Colombia y Latinoamérica, tesoros descubiertos por expertos, tesoros aun por estudiar, tesoros que hay que conservar para la memoria y herencia de Tunja.
Autonomía
LUZ PIONERA DE AMÉRICA: Independencia de la Provincia de Tunja – 1813
Estamos a las puertas de la
celebración del segundo centenario del grito de independencia del 20 de julio
de 1810, el inicio de una revolución y movimiento que desencadenaría sucesos
unos fatales, obscuros y sórdidos, otros con resultados positivos que llevarían
a la independencia absoluta.
Sabemos que varias de las
ciudades, como Cartagena o Popayán, habían iniciado ya sus propios movimientos,
al igual que lo hizo Santa Fe en su momento.
¿Tunja tuvo participación a los inicios de estos movimientos u organizo un estado provincial?
En las investigaciones que llevamos para esta sección en especial, encontramos el libro Centenario de la Independencia de la Provincia de Tunja, editado en el año de 1913 por el Departamento de Boyacá; recopilación de textos, proclamas, participaciones y demás eventos que refiere la celebración.
¿Tunja tuvo participación a los inicios de estos movimientos u organizo un estado provincial?
En las investigaciones que llevamos para esta sección en especial, encontramos el libro Centenario de la Independencia de la Provincia de Tunja, editado en el año de 1913 por el Departamento de Boyacá; recopilación de textos, proclamas, participaciones y demás eventos que refiere la celebración.
De un interés exquisito, envolvente y puntual; el libro nos proporciona datos que muy poco se conocen de las organizaciones realizadas después del movimiento del 20 de julio en la ciudad de Tunja y de la celebración de 1913.
Extractamos unos párrafos de Nicolás García que ilustran una de las grandes páginas de la historia de Tunja, por así decirlo, ya que encontramos una connotación importante en los hechos que años después enaltecerían aun más a la ciudad.
García lo narra así:
"En ninguna parte del país como en Tunja se tropezó con más dificultades, surgieron más divisiones, se multiplicaron los partidos. Muchas de sus poblaciones querían formar provincias separadas; otras como Guateque y Chiquinquirá querían unirse a Santa Fe; así, por todas partes surgió la división, y la división fue la guerra civil, y ésta fue la reconquista.
A pesar de tanta lucha, que tuvo sus origen en la diferencia de ideas, ya federalistas, ya centralistas, ya monárquicas o republicanas que habían bebido los próceres, con avidez en los libros franceses y anglo-americanos, y que les hacía confundir todo por falta de experiencia, se alcanza a divisar el pensamiento último, el ideal que en definitiva todos perseguían, pero que unos querían ver realizado de un modo y otros de otro. Pelearon por los detalles, no por lo esencial.
Sin embargo de tantos conflictos, en Tunja se logró reunirse la Asamblea de la Provincia que dicto la Constitución federal del 9 de diciembre, y el Congreso Electoral de 1813, que proclamó la independencia absoluta el 10 del mismo mes, corporaciones a las que asistieron ochenta y siete representantes a la primera, y setenta y ocho a la segunda, que llevaban la voz de cada uno de los pueblos de la Provincia.
De acuerdo con lo dispuesto en la sección VII de la Constitución citada, el 25 de noviembre de todos los años debía reunirse también un Congreso electoral de Tunja, cuyas sesiones durarían hasta el 9 de diciembre, salvo alguna prorroga en que estuvieran acordes las dos terceras partes de los electores. Todos los pueblos, hasta los más pequeños, debían estar representados allí; las elecciones debían verificarse el segundo domingo del mes anterior, previa la convocatoria hecha al vecindario por el Cura y el Alcalde respectivo. Todo quedo minuciosamente reglamentado.
El Congreso o Colegio electoral de 1813, pues de ambas maneras se llamaba aquella corporación, fue el que firmo el acta de independencia absoluta el 10 de diciembre. Es de suponerse, pues, que sus términos habían sido estudiados con detención durante las sesiones de aquel año.
La Constitución de Cundinamarca de 1811 junto con la de Tunja, son la base de la organización interna administrativa; y del Derecho Constitucional".
Nuestro trabajo se basa en difundir la memoria escrita, poco o nada conocida por los habitantes de Tunja, los colombianos y todos aquellos que se interesan por la historia, por lo que ella representa a ante los ojos y la mente de las generaciones actuales y las futuras.
Filatelia
MUY NOBLE Y MUY LEAL: Armas de la Ciudad de Tunja – Sobre de Primer Día – 1976
Retomamos en esta capsula el tema
de la filatelia en Colombia y la representación que la ciudad de Tunja ha
tenido en ella.
A cumplirse el sesquicentenario del primer sello postal colombiano, indagamos en los catálogos y emisiones postales para realizar varios artículos del tema filatélico, descubriendo temáticas, diseños, historia, anécdotas y todo el entorno que este arte encierra.
Como todo arte, y en especial
este, hay piezas de colección únicas, clásicas, de diversas formas, colores y
artistas que las crean en su momento. La filatelia posee variantes en el coleccionismo,
una de ellas es “El Sobre de Primer Día”
Sobre de Primer Día
Una rama de la filatelia, por así decirlo, que se encarga de coleccionar los sobres que son testigos del nacimiento de una emisión de sellos, o para ser mas claros, la fecha oficial que entra al servicio postal. Adicionalmente ilustrada con un motivo de la emisión (la cual puede ser el boceto del sello mismo o una ilustración con el tema del la emisión); y un matasellos (sello de tinta) que cancela la estampilla sobre el mismo sobre.
El sello postal, el sobre y el matasello proporcionan un solo elemento histórico, incrementando la información dentro de este tipo de colecciones. A su vez muchos filatelistas coleccionan los sobres por las ilustraciones o por el diseño del matasellos, más que por la misma estampilla.
Esta explicación nos permite pasar ahora a dar testimonio de las Armas de la Ciudad de Tunja y el sobre de primer día que acompaña este sello.
Sello y Sobre de las Armas de la Ciudad de Tunja
A finales del año de 1976, la administración postal nacional emite el sello “Armas de la Ciudad de Tunja” por un valor postal de $1.20, ilustrando el escudo de armas de la ciudad (para ese entonces), el cual fue creado desde 1539 (año de fundación).
En próximas crónicas desarrollaremos el tema histórico del escudo de armas.
Este sello hace parte de la temática de heráldica en la filatelia colombiana. Como se puede apreciar el escudo de armas difiere al actual, en forma, estilo y color.
El “sobre de primer día” esta encabezado con la palabra TUNJA en un estilo de letra especial para la emisión, debajo la fotografía (de Carlos Z. Baquero) de la portada del Convento de Santa Clara, debajo de la misma el nombre escrito en letra gótica.
En el cetro la franquea un número de serie, el cual permite controlar el tiraje o la cantidad de sobres emitidos, identificando de esta manera el numero de sobre que corresponde o tenemos en la colección, en este caso es el 2884.
Rematando el sobre y el sello, se aprecia el matasellos diseñado para cancelar la emisión. El diseño en el centro ilustra al “Mono de la Pila”, en la base el nombre de la ciudad que emite el sobre y el sello, en este caso Bogotá, debajo de esta la fecha de emisión, XII-20-1976. Alrededor de esta composición la frase “Correos de Colombia – Primer Día de Servicio”.
Las armas de la ciudad de Tunja viajaron por muchos países, dando a conocer el valor que un escudo, una ciudad y un país aportan al legado histórico filatélico del mundo; una viñeta donde se captura una memoria, un sobre que encierra arte y un matasello que nos permite recordar uno de los tesoros que posee la ciudad.
No solo la historia nos proporciona memoria en libros, folios, manuscritos o grabados; la filatelia en nuestro país aporta un vínculo muy importante a los acontecimientos históricos en los últimos 150 años; por ende Tunja no es excluyente de ella.
Hace Cien Años
REPUBLICANA: Descripción de la Ciudad de Tunja a Principios del Siglo XX
Muchos de los colombianos cuando
se les pregunta de Tunja, enfocan a una ciudad rodeada de historia y leyendas.
Historia colonial y de libertad, leyendas de los primeros habitantes de la
región y de los conquistadores que la fiebre del oro y conquista, conllevaría a
la fundación una ciudad única en América.
No solo la historia de Tunja se remonta o enmarca a mediados del siglo XVI e inicios del XIX los inicios del siglo XX nos muestra el inicio de un cambio en la ciudad en lo arquitectónico, civil, administrativo y cultural.
Desde que iniciamos la labor de
rescatar la memoria de Tunja en esta sección, son muchas las páginas de
historia que se han ojeado y retomado, para que cada semana los amables
lectores conozcan más de la capital boyacense. Difícil escoger, es a veces, el
tema o “capsula” a publicar, la historia de la ciudad es muy rica y extensa,
esta semana dedicada a la memoria de la ciudad de hace cien años.
En las páginas del libro de Ozías S. Rubio y Manuel Briceño (Tunja. Desde su Fundación hasta la Época Presente – Bogotá, 1909), una investigación histórica de la ciudad de Tunja, desde su fundación hasta año 1909; extractamos parte del capítulo XXXII, “Descripción de la Ciudad Actual". Ellos registran en estas líneas el entorno, arquitectura, organización, establecimientos administrativos públicos y religiosos, centros de educación y parques.
Una de las descripciones nos interesó mucho; la desaparición de una capilla, la de Santa Lucia; creemos que es de las únicas edificaciones religiosas que no pudo ser rescatada arquitectónicamente.
La transcripción se realizo fiel al libro mencionado; Rubio y Briceño nos narran la Tunja de 1909 así:
"La ciudad cuenta hoy unas 54 manzanas, con poco más de 700 casas (incluyendo los edificios públicos), y su población se calcula en cerca de 10.000 habitantes.
El caserío es todo de teja, y la mayor parte de las construcciones son grandes y sólidas, muchas de las cuales han sido reedificadas, por lo cual el aspecto, que hasta hace poco tiempo era de ciudad española antigua, ha mejorado notablemente. Las calles se distinguen por lo rectas, todas bien empedradas, ó macadamizadas y con andenes de piedra ó ladrillo; la anchura de ellas corresponde á la elevación de los edificios, que son en lo general de uno ó dos pisos, y se observa bastante aseo público.
En el centro de la población se halla la plaza principal, que hasta ahora unos veinte años llevaba el nombre de Gonzalo Suárez Rendón, pero que luégo se le cambió por el de Bolívar, cuando se colocó la estatua de éste en el parque que allí se formó.
En dicha plaza existen cuatro edificios notables, á saber: la Catedral, en la acera oriental; el palacio de Gobierno – todavía en construcción – en la acera norte; la Casa Municipal, en el costado sur, y en la esquina sudoeste, diagonal, el Colegio de Boyacá.
La ciudad está dividida en tres parroquias: la de Santa Bárbara, al sur; la Catedral (ó Santiago, cuya segunda iglesia es la de San Ignacio), al centro, y la de Las Nieves, al norte. Existen, además, las iglesias de Santo Domingo, San Francisco, El Topo y Santa Clara, y las capillas de San Laureano y San Lázaro. Antiguamente existía la capilla de Santa Lucia, hoy en ruina.
Hay dos conventos de religiosos, los de Santo Domingo y San Francisco, y dos religiosas, los de Santa Clara y la Concepción.
Para el servicio del Gobierno Civil existen, además de los mencionados anteriormente, situados en la plaza, los siguientes edificios: el antiguo Convento de Dominicos, donde están los edificios de la Gobernación, la Dirección de Instrucción Pública, el Tribunal Superior, los Juzgados de Distrito y Circuito, las Administraciones de Hacienda Nacional y Departamental, la Oficina de Cuentas, las de Correos, la de Catastro, el Archivo Histórico, la Imprenta del Departamento y el Salón de la Asamblea. Contigua á este edificio, hacia el occidente, se encuentra la Gendarmería Nacional.
El antiguo Convento de San Francisco, que sirve de cuartel para la guarnición militar, con una casa adyacente que edificó para Comandancia General.
La Penitenciaría, que ocupa el que fue el Convento de Agustinos, situado en la acera oriental del parque Próspero Pinzón.
El Hospital de la Caridad y el Militar (contiguos), que ocupan el antiguo Convento de las Clarisas, servidos por Hermanas de la caridad.
La Escuela Normal de Institutores en el antiguo Convento de La Concepción y la Escuela Normal de Institutoras, que es de construcción moderna.
El Gobierno eclesiástico no posee sino la Curia ó Palacio Episcopal, donde funcionan las oficinas respectivas, la Casa de Ejercicios, junto al palacio, tiene una capilla y presenta buenas comodidades para el uso á que está destinada y los Seminarios (contiguos), dos cuadras al sur de la plaza. El Seminario mayor es un elegante edificio de piedra y ladrillo, de tres pisos, construído de 1893 á 1863…
Funcionan tres establecimientos de educación secundaria, que son: el Seminario Conciliar, el Colegio de Boyacá, la Escuela Normal de Institutores, la Escuela Normal de Institutoras, de la Presentación (dirigido por las Hermanas de la Caridad) y el del Rosario (por Hermanas Terciarias).
Por cuenta del Municipio hay dos escuelas superiores para varones y para niñas.
Hay tres parques públicos: el de Bolívar, en la plaza principal; el de Colón, en San Francisco, y el de Próspero Pinzón, en la Plaza de las Nieves. Existe también la Plazuela de San Laureano, que hace muchos años está en construcción.
Un teatro propiedad del Municipio, concluído el año de 1889 con fondos municipales y del Departamento. Por el poco servicio que presta, á causa de su inadecuada construcción, se ha pensado en formar otro que sea digno de la ciudad.
Existen en la ciudad tres baños públicos, á saber: la Fuente Grande, la Norte, que es un manantial considerable de agua cristalina y templada, de excelentes condiciones, cuyo origen se ignora; de la cual se provee toda la población para los principales usos domésticos, y que por su distancia es acarreada en pequeños carros ó en burros. Esta agua se toma gratuitamente pora efecto, de un considerable número de chorros que alcanza á abastecer las necesidades de la ciudad."
Monumentos
CONJUNTO MONUMENTAL: Origen de la Estatua de Bolívar en la Plaza Central de Tunja
Muchas de las cosas que nos
rodean nos son indiferentes, poco atractivas al paisaje o por que la costumbre
ya nos hace verlas sin tener la mayor intención de saber de su procedencia, y
por tal motivo, mucho menos protegerlas porque no tenemos sentido de propiedad.
Así pasa muchas veces con los monumentos que rodean y engalanan las ciudades unas son parte del vandalismo, la polución, la reubicación y hasta el hurto por falta de protección.
Así pasa muchas veces con los monumentos que rodean y engalanan las ciudades unas son parte del vandalismo, la polución, la reubicación y hasta el hurto por falta de protección.
Los monumentos hablan e ilustran
momentos, ideas, próceres y una lista que evoca la historia de un territorio;
somos parte de esa historia, la cual no debemos dejar morir, por el futuro y la
identidad de esos territorios.
Siempre que cruzamos la Plaza Principal de Tunja, vemos como se yergue la estatua ecuestre del Libertador Simón Bolívar, el cual mira hacia el sur, donde otro monumento de él se alza en el Puente de Boyacá, donde nos dio la libertad absoluta, una identidad e ideales que el tiempo volcó, modifico y olvidó.
¿Qué tanto sabemos de esta estatua que ocupa el centro de la Plaza?, ¿Cuánto tiempo esta ella entre nosotros?, ¿Entró a reemplazar la pila principal de la plaza (El Mono de la Pila)? Muchos pasamos por el frente de ella, pocos nos detallamos que en ella se encierra mucho más que la estatua misma; me refiero a las placas de bronce en alto relieve que esta a los pies del Libertador.
Retomando nuevamente las páginas de los autores Ozías S. Rubio y Manuel Briceño (Tunja. Desde su Fundación hasta la Época Presente), encontramos una descripción interesante del origen de la estatua ecuestre del Libertador, quien la forjo y su llegada a la ciudad de Tunja.
“La estatua que se levanta en la plaza principal de esta ciudad, fue hecha para el kiosco que se construyó en el parque destinado en Bogotá á la celebración del primer Centenario del Libertador, verificado el 24 de julio de 1883, en la Administración Otálora.
La pintura que sirvió de modelo para ejecutar la escultura, fue obra de nuestro célebre artista Alberto Urdaneta, y la estatua fue hecha en bronce por la Casa Fundidora Despray, de París, la misma que construyó la colosal estatua de la Libertad, que sirve de faro en la entrada de la bahía de Nueva York.
Pero habiendo ya una magnífica estatua en la capital de la República, obra del famoso Tenerani, delante de la cual artísticamente es inferior cualquier otra, se dispuso, en la Administración Núñez, que en el centro del kiosco se colocara un grupo escultural alegórico, y que la estatua – que alcanzo estar allí algún tiempo – fuese donada al Estado de Boyacá en cuyo histórico suelo era justo levantarla, como símbolo de las glorias conquistadas allí por Bolívar.
En consecuencia fue traída á Tunja, estando de Gobernador de Boyacá el Dr. Próspero Pinzón, quien tuvo la satisfacción de inaugurarla, como digno aniversario de la Batalla de Boyacá, el 7 de agosto de 1891, al oírse los marciales acentos del Himno Nacional, al estruendo del cañón, en medio de las comunidades de los establecimientos de educación de la ciudad, de la Guardia Nacional y de un numeroso concurso, cuyos pechos palpitaban al recuerdo del grande hombre que nos dio gloria y libertad.
La estatua está de pie, sobre un pedestal sencillo de piedra amarillenta, que nadie querría cambiar por un basamento del más precioso mármol.
Ha sido tradicional en la familia Ruiz, dueña del Campo del Puente de Boyacá, hace quizá más de un siglo, que el Libertador estuvo sobre esa misma piedra, dando sus órdenes en los momentos más críticos del combate, de lo cual tuvo conocimiento por su padre, Sr. José María Ruiz, que vivió siempre allí, y fue uno de los combatientes patriotas en esa memorable jornada.
Sabido esto por el Gobernador Pinzón, hizo traer la piedra á Tunja, para que ella se formara el pedestal.
Algunos opinaban que debiera colocarse tal como estaba; pero el arte triunfó de la naturaleza histórica, y el pedestal se cinceló bajo la inteligente dirección del ingeniero cubano Sr. Basilio Angueira, que dirigió también la verja de hierro que encierra a la estatua.”
Hoy en día la base de la estatua, la plaza misma y su entorno ha cambiado en gran proporción; la base de estatua y la plaza fueron reformadas, según nuestros cálculos, a final de los años setentas. Ya no es el Parque Bolívar, es la Plaza de Bolívar o Plaza Central de Tunja, la cual custodia parte de la gran riqueza arquitectónica y artística que la ciudad posee.
Educación
COBERTURA Y CALIDAD: Tunja, la Ciudad Universitaria de Colombia
Hace un año mientras caminaba por
la carrera 11, al sur de la ciudad, pregunte por la remodelación que se le
hacia a un edificio. Se realizaban adecuaciones a la nueva sede de la Universidad
Juan de Castellanos, una de las más importantes de la ciudad.
Recordé que el nombre de la universidad ya lo había visto en alguno de los edificios del centro de la ciudad, en alguna de mis visitas por la capital boyacense en la esquina de la carrera novena con calle 20, una joya arquitectónica que hace parte de la Plaza de Bolívar.
Recordé que el nombre de la universidad ya lo había visto en alguno de los edificios del centro de la ciudad, en alguna de mis visitas por la capital boyacense en la esquina de la carrera novena con calle 20, una joya arquitectónica que hace parte de la Plaza de Bolívar.
La Universidad Juan de
Castellanos inicio sus clases en el edificio de la Concepción (Hermanas
Concepcionistas), mejor conocido como la Casa Cural, donde hoy funciona
la Fiscalía, y donde aún se encuentra una de las sedes de la universidad.
Años atrás escuche que la ciudad de Tunja era la “Ciudad Universitaria de Colombia”; con la imagen de la nueva sede de la Universidad Juan de Castellanos, inicie una pequeña investigación sobre el tema de las universidades de Tunja, encontrando una reseña muy interesante publicada por el diario el Tiempo en mayo de 1995, su autor, el historiador Javier Ocampo López.
Años atrás escuche que la ciudad de Tunja era la “Ciudad Universitaria de Colombia”; con la imagen de la nueva sede de la Universidad Juan de Castellanos, inicie una pequeña investigación sobre el tema de las universidades de Tunja, encontrando una reseña muy interesante publicada por el diario el Tiempo en mayo de 1995, su autor, el historiador Javier Ocampo López.
Parte del artículo, que nos narra de la ciudad universitaria, extracta de una forma puntual y explicita los orígenes de la educación superior en Tunja.
“Las letras colombianas se inician en Tunja con el cronista Juan de Castellanos, autor de las Elegías de Varones Ilustres de Indias, y se continúa con el gongorista Hernando Domínguez Camargo; la mística Madre Castillo; el ilustrado del Desierto Prodigioso Fray Andrés de San Nicolás, y se proyecta en los siglos XIX y XX con notables intelectuales, poetas y escritores que han dado brillo nacional.
Espíritu universitario Desde el siglo XVI
En los tres siglos de su historia hispánica los estudios superiores se concentraron en los conventos religiosos de Santo Domingo, San Francisco, San Agustín, en el Convento de la Compañía de Jesús y en los conventos de Santa Clara y de la Concepción. En los estudios superiores de los conventos se estudiaba teología, gramática, artes y demás conocimientos eclesiásticos.
La primera vez que se pensó en la creación de una universidad en la ciudad de Tunja, con características laicas, fue en 1598, cuando el Corregidor Campuzano dio poder al capitán Juan Pérez de Salazar, vecino de Tunja, para solicitar al rey de España la fundación de la universidad para laicos, hijos de los descubridores de estas tierras.
En los años de la independencia, la llamada “República de Tunja”, sancionó el nueve de diciembre de 1811 su propia Constitución Política en cuya sección sexta, referente a la educación pública, creó la Universidad de Tunja para la enseñanza de la gramática española y latina, la filosofía, la moral, el derecho público y la religión.
Derecho y Medicina
En los años de la Gran Colombia, el Vicepresidente Francisco de Paula Santander fundó el Colegio de Boyacá, el 17 de mayo de 1922; y el 30 de mayo de l827 la Universidad de Boyacá con las cátedras de derecho público, legislación universal, medicina, latinidad, gramática castellana, matemáticas, historia natural, química, literatura, bellas artes, ideología o metafísica, y otras.
En el siglo XIX fueron importantes
las carreras de jurisprudencia, medicina, ingeniería, filosofía y letras,
ciencias naturales y artes y oficio. Las guerras civiles y los problemas
políticos económicos influyeron en la decadencia de la Universidad de Boyacá.
En 1904 aparecen solamente las escuelas de Derecho y Filosofía y Letras, aumentadas en 1913 con las nuevas facultades de Agronomía e Ingeniería Civil, las dos carreras que supervivieron hasta el año de 1930.
En 1904 aparecen solamente las escuelas de Derecho y Filosofía y Letras, aumentadas en 1913 con las nuevas facultades de Agronomía e Ingeniería Civil, las dos carreras que supervivieron hasta el año de 1930.
En el año de 1928 se organizó el Curso Suplemento de Especialización, anexo a la Escuela de Varones de Tunja, el cual dio origen a la primera Facultad de Educación que se fundó en Colombia.
El Presidente Enrique Olaya Herrera creó la facultad de Ciencias de la Educación de Tunja el cinco de julio de 1934. El Ministro de Educación de esa época, Jaime Jaramillo Arango, dijo de nuestra ciudad:
“Tunja, ciudad universitaria, debe ser el alma del escudo de todo boyacense”.
Los tunjanos expresaron su entusiasmo, optimismo y esperanza en el futuro de la ciudad universitaria. Los periódicos de la época expresaron su emoción: “Tunja universitaria, hogar espiritual del oriente colombiano; Tunja, lámpara vigilante de la nueva educación; Tunja, foco insigne de la nueva cultura; Tunja, coraza de la inteligencia y savia del espíritu”.
La UPTC
En 1935 la nueva facultad fue trasladada a Bogotá y fusionada a la Escuela Normal Superior de Colombia, una institución de alta investigación científica y docencia. En 1952 la institución regresó a Tunja y fue convertida en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. De universidad pedagógica uniprofesional se convirtió en universidad multiprofesional con la creación de nuevas carreras técnicas y humanísticas, y con el fortalecimiento de un sistema regional universitario, con seccionales en Sogamoso, Duitama y Chiquinquirá.
Una institución que en 1955 alcanza a tener 45 carreras universitarias y 30 posgrados a nivel de especialidad y maestría, y con un total de 12 mil estudiantes.
En los últimos años la ciudad de Tunja ha consolidado su título de Ciudad Universitaria, con la creación de centros de formación superior: Fundación Universitaria de Boyacá, Universidad Antonio Nariño, Escuela Superior de Administración Pública, Cread Universidad Javeriana, Universidad Santo Tomás, Instituto Universitario Juan de Castellanos y programas diversos de Universidad a Distancia de varias instituciones universitarias”.
La educación y sus progresos en la historia de Tunja hacen parte fundamental para el progreso de la ciudad misma; una memoria única y propia, donde las letras, las artes, la literatura y todo aquello que es científico, siguen hoy recorriendo las calles de Tunja, en los logros de muchos, en las metas de otros y en especial en los rostros de los universitarios que día a día asisten a las aulas para entender mejor el legado y la identidad de Tunja.
Arquitectura Religiosa - Cultura
DANZA, MÚSICA, ARTE: Iglesia de San Ignacio – Sala de Conciertos Cultural
Cuando evocamos los templos
doctrineros de nuestras ciudades colombianas, viene a nuestra mente las
tradiciones religiosas, la fe, la arquitectura, pintura y escultura que cada
uno de ellos encierra.
Pocos son los que aun albergan la memoria histórica de las ciudades y de sus tradiciones religiosas muchos son los que han sucumbido a la modernización, a las equivocadas restauraciones, ó porque estorbaban en las ampliaciones de avenidas, calles o arterias importantes que abrieron vía a los automóviles y transporte urbano.
Menos aun imaginaríamos que un
templo se convirtiera en una sala de conciertos, que por años solo abriría sus
puertas para estos eventos, ya que los doctrineros fueron suspendidos por
varias décadas. San Ignacio en Tunja es una de ellas, y hasta hace un par de
años reabrió sus puertas a la fe de la ciudad.
Historia, transformación y cultura
En nuestras investigaciones sobre la tradición y el arte religioso en Tunja, nos inquieto mucho el encuentro de una fotografía de la Iglesia de San Ignacio en 1976, extraída de la enciclopedia, Historia del Arte Colombiano, (ver foto), donde la fachada esta dispuesta completamente en piedra, y hoy en día esta pañetada y pintada de blanco, ¿otro error de la restauración, ó sucumbió a la modernidad?
Evocamos dos artículos especiales sobre la historia de esta bella iglesia. El primero del libro Herencia Colonial IV – TUNJA, del Fondo Cultural del Banco Cafetero, editado en el año 1974, que referencia:
“Es importante destacar, que fueron las comunidades religiosas las estimuladas por su labor catequizadora no se detuvieron en minucias para dotar a sus templos de todo lo necesario, llegando algunos de ellos a ser muy ricos y bien ornamentados.
Hacia 1627, siendo rector de los jesuitas, el padre Tobalina decidió sacar adelante el proyecto para la construcción de un templo de la Compañía. Personalmente pidió limosna y llegó hasta formar la fábrica. Su obra fue continuada por el hermano arquitecto Pedro Pérez quien hizo la capilla mayor “resultando una de las mejores que hay en este Reino”.
La planta de este templo es la típica de una iglesia jesuita, salvedad hecha de capillas laterales. La nave central está construida con crucero y presbiterio de testero plano y se comunica con las naves laterales por medio de arcos de medio punto. Su portada concentra elementos de un absoluto manierismo. Las columnas de doble dimacio hasta alcanzar el entablamento. El frontón desproporcionado con la típica tensión manierista. El empleo de soportes fajados que ya había sido hecho por el padre Coluccini en la iglesia de Bogotá.”
Un segundo artículo del año 1976, en la enciclopedia Historia del Arte Colombiano – Vol. 3, de Salvat describe:
“Tampoco fue posible pensar en cubrirla con bóvedas de cañón en mampostería, por lo cual se apeló, a mediados del siglo XVII, a una cubierta en madera, de la cual colgaban, en todas las naves, bóvedas falsas en el mismo material. Esto tenía como objeto recordar, aproximadamente, la índole volumétrica del templo jesuítico santafereño.
Recientemente, la iglesia fue victima de una “restauración” vandálica que la privó de sus bóvedas falsas, anulando así su carácter espacial original y restándole totalmente su interés como documento de historia arquitectónica”.
El templo no solo ha sido historia por su arquitectura, también la iglesia es parte de la historia cultural de la ciudad de Tunja, ya que fue y es utilizada en conciertos, recitales y eventos musicales importantes; de los datos encontrados sobre presentaciones en el templo en las ultimas décadas en los Festivales Internacionales de Cultura, hay:
1976. Recital de María Teresa Soarez y Silvia Moscovici; Banda Nacional dirigida por Roberto Pineda Duque.
1882. Concierto, Richard Chotzent (Barítono) y Hermann Sausen (Piano) de la República Federal Alemana.
1986. Se presentaron; la Orquesta Filarmónica de Bogotá, la Estudiantina Colombiana, la Sinfónica Juvenil Colombiana, la Estudiantina Boyacá – ICBA, entre otras.
Queda la inquietud del cambio de la fachada de la iglesia; la cual aproximamos a finales de los años 70´s o inicios de los 80´s.
Heráldica
ANDALUZA Y CASTELLANA: Tunja, Ciudad de Blasones
Más allá de las estatuas o
figuras que adornan las principales calles, avenidas, plazas y parques de la
ciudad de Tunja, hay en su entorno otras obras históricas que muy poco
detallamos en las fachadas e interiores de las aún casas coloniales del centro
histórico.
Son los blasones ó escudos tallados en piedra, pintados en los techos, bordados en grandes lienzos de fina tela ó los modernos hechos en madera ó metal.
Son los blasones ó escudos tallados en piedra, pintados en los techos, bordados en grandes lienzos de fina tela ó los modernos hechos en madera ó metal.
Muchas veces
pasamos frente a ellos, pocos se preguntan que significan, otros lo relacionan
fácilmente por ser mencionado el propietario de la casa donde habito en épocas
ilustres, otros simplemente los ven como adornos que obstaculizan la fachada y
hay que removerlos.
Antes de continuar mencionando los blasones que existen en la ciudad de Tunja; es importante entender el origen de los escudos o blasones que adornan las casas coloniales y otras estancias.
Antes de continuar mencionando los blasones que existen en la ciudad de Tunja; es importante entender el origen de los escudos o blasones que adornan las casas coloniales y otras estancias.
Apellidos y Heráldica
La heráldica, ciencia del blasón, se dedica a estudiar y conocer los escudos nobiliarios, sean de origen militar, civil o eclesiástico. El término deriva del heraldo, que durante la Edad Media era la persona encargada de anunciar, en justas y torneos, el nombre, linaje y escudo de los caballeros contendientes.
La heráldica adquirió gran auge durante las Cruzadas y los sencillos escudos primitivos pronto se enriquecieron con bandas, fajas, figuras de animales. Con el tiempo el cruce de linajes generan nuevos escudos, estos pasan a llamarse armas del apellido; con el tiempo los blasones se fueron adecuando y por título real se asignaron a las nuevas provincias fundadas.
Parte del linaje llegado a nuestras tierras, se hace referencia a los conquistadores, capitanes y los corregidores que años posteriores administraran las provincias del Nuevo Reino; y es en un artículo de Ulises Rojas (5 de agosto de 1989, El Tiempo), donde nos narra parte de los ilustres que administraron estas tierras, con sus nombres respetivos así:
“Era Tunja capital del corregimiento más extenso del Nuevo Reino; en los primeros años de la Colonia comprendía desde Mérida y San Cristóbal en Venezuela hasta los territorios que hoy forman los departamentos de Boyacá y los dos Santanderes. Sus corregidores fueron desde 1580 nombrados directamente por el Rey para periodos de cinco años entre personas de capa y espada o letrados de méritos notorios a propuesta del real Consejo de las Indias; tenían la misma categoría de los gobernadores de Provincia y eran representantes directos de la Corona con amplísimas facultades.
Desempeñaron este cargo brillantes figuras de la Colonia, entre otros don López Montalvo de Lugo, don Pedro de Ursúa, el Capitán Ortún Velasco, don López de Orozco, don Iñigo de Aranza, el Capitán Miguel de Montalvo y Luna, el Marqués don Cristóbal Vélez de Guevara, don José de Pedrosa y Guerrero y el doctor Eustaquio Galavis y Hurtado”.
La heráldica encierra aun más, el estudio de los colores, elementos y símbolos, hacen parte de un tema extenso, y por el momento les invito a consultar y profundizar sobre esta interesante ciencia.
Los Blasones en Tunja
Las familias más importantes llegadas de tierras europeas, traen consigo la importancia de mostrar la nobleza de su linaje, y que mejor que representarlo en el escudo, donde la historia de un apellido ó apellidos se instituía y se llevaba con gallardía.
Tunja posee varios escudos en los alrededores del centro histórico, de los cuales podemos mencionar:
·
Casa del Fundador Gonzalo Suárez Rendón: Blasón en piedra en la
portada de la entrada principal de la casa del Fundador de Tunja. En la parte
interna, segundo piso salón principal en el techo, se aprecian los blasones de
la esposa de Suárez Rendón, doña Mencía de Figueroa, al segundo esposo de está
y a un hijo, pintados tras la muerte del capitán Suárez en 1583. Hay otros
escudos en esta casa, bordados en estandartes y grandes lienzos en tela.
· Casa del Escribano don Juan de Vargas:
En la fachada al costado derecho de la entrada principal el escudo de armas del
escribano en piedra tallada; igualmente en el techo del segundo piso se aprecia
con colores vivos y brillantes. En el jardín principal, la puerta que da al
pasadizo de la segunda planta, parte superior un escudo de armas que no es del
escribano del rey.
· Casa de don Bernardino de Mujica y Guevara:
Hoy convento y capilla de Santa Clara. El blasón se aprecia en la parte central
superior del convento, fechado en 1597. Es uno de los escudos de mayor diámetro
tallado en piedra.
· Casa de los Holguín: Hoy el Club
Boyacá, el escudo en piedra, se ostenta en el centro-arriba de la entrada
superior.
· Casa del Capitán Antonio Bravo Maldonado:
Única con tres escudos tallados en piedra, en el entablado superior de la
entrada principal.
· Casa del Capitán Gómez de Cifuentes:
Conocido como el Palacio de la Torre ó la Gobernación de Boyacá; la entrada
principal de estilo neoclásico, lo remata en la parte superior el escudo de la
ciudad de Tunja.
· Don Juan Agustín Niño y Álvarez: Este
blasón enmarca la parte superior de la entrada principal del ICBA.
· Colegio de Boyacá: En su fachada
principal de estilo neoclásico, ostenta en la parte superior el escudo de la
República de Colombia.
· Catedral de Tunja: Tumba en piedra del
Capitán González Suárez Rendón, la cual porta dos blasones, escudo de armas del
capitán que sostiene en sus manos; escudo de la ciudad de Tunja a la espalda
del busto parte superior. Silla Arzobispal del Ilmo. Señor Dr. Don Bartolomé
Lobo Guerrero, 4° Arzobispo de Santa Fé, escudo de armas del arzobispo tallado
en madera.
· Iglesia de San Francisco: Blasón en la
parte superior de la entrada.
· Iglesia Santa Bárbara: Escudo sobre el
pedestal superior de la entrada principal.
· Alcaldía Mayor de Tunja: Entrada
principal costado derecho en bronce el escudo de la ciudad; ingresando al
fondo, tallado en madera en la puerta principal del salón de eventos el escudo
de la ciudad de Tunja.
· Otros Blasones: Los hongos, arco del
triunfo con el escudo de Tunja. La esquina de Bachúe.
Algunos han sido destruidos por el paso del tiempo, otros retirados para dar paso a las nuevas edificaciones, y creemos que otros hurtados para ser vendidos a una colección o guardados en un rincón olvidado de alguna casa.
Algunos han sido destruidos por el paso del tiempo, otros retirados para dar paso a las nuevas edificaciones, y creemos que otros hurtados para ser vendidos a una colección o guardados en un rincón olvidado de alguna casa.
Biografías
CIUDAD INVICTA Y PROCERA: Militares e Ilustres de la Independencia nacidos en Tunja
En artículos anteriores nos hemos
referido a los sitios y hechos que han marcado la memoria de la ciudad de Tunja
y los alrededores que para entonces ella administraba y regia como Provincia.
Hoy exaltamos los hombres que enriquecieron aun más la historia de la ciudad,
que hicieron parte de campañas, batallas y gestas libertadoras que mejor que
estas fechas para reconocer y recordar los nombres olvidados de hombres que
prestaron sus servicios a favor de la causa de la Independencia.
Acevedo, Ramón: Obtuvo el
título de General en 1862. Hizo parte de las batallas de Carabobo, Montecarlo,
Matarredonda, Cruces, Furitiva, Casigua y Santuario. En 1866 fue Secretario de
Guerra. Fue condecorado con la Cruz de los Libertadores de Venezuela, con el
Escudo de Carabobo y el Busto del Libertador. Murió en Mayo de 1871.
Álvarez, Mariano. Teniente: Fue uno de los más entusiastas con la causa de la libertad. Participó en batallas de Virginia, la Victoria, Niquitao, Ocomure, Horcones, 1ra de Carabobo, Fragua, Angostura y La Plata.
Baños, Vicente. Teniente: Inicio su servicio en 1819. Participó en las jornadas de Boyacá y el Alto de las Cruces. Desempeño importantes comisiones entre Tunja, Bogotá, Pamplona y Casanare.
Barrero Domingo. Capitán: Hizo la campaña de Maracaibo y la de Mompós.
Buitrago, Francisco de Paula. Coronel: Comenzó sus servicios en 1819. Combatió en Carabobo, Casure, Montecarlo, Matarredonda y Cienaga de Santamarta. En Maracaibo apresó una goleta español que después llevo a Riohacha. Murió combatiendo el 1 de abril de 1840 en Tescua.
Buitrago, José María. Coronel. Lucho en la acción sobre Bogotá en 1812. Peleó en Balagona, Cachirí y en Serviez. En 1830, siendo comandante de armas de la Provincia de Tunja, fue hecho prisionero por los revolucionarios.
Buitrago, Marcelo: General. Hijo del anterior. Combatió en Carabobo, Montecarlo, Pedregal, Furitiva, Matarredonda y Ciénaga. Participo también en Maracaibo, El Santuario y La Laguna de Pasto. Ayudó a redactar el reglamento militar; estuvo en los Congresos de 1833, 1834, 1841 y 1842. Condecorado con la Estrella de Libertadores y Escudos de Carabobo y Pasto. Falleció en 1869 en Bogotá.
Calderón, Ramón. General: Nace el 5 de marzo de 1802, bautizado en la iglesia de Santiago por el padre Fr. Agustín Sierra, prior de Nuestra Señora del Topo. Sus padres don José María Calderón y doña Josefa Joaquina Ramírez.
Sirvió a la República desde el 10
de julio de 1819. Participo en las acciones del Pantano de Vargas, Bonza,
Boyacá, Las Cruces y Carabobo.
En 1830 es nombrado Guardaparque
de la ciudad de Tunja. En 1840 fue llamado al servicio como Capitán de la
Guardia Nacional.
Participó en la revolución del 59
y 60. En los siete días de la “Semana de Abril”, comando al Batallón Boyacá, en
las fuerzas que atacaron á Tunja, logró tomar el edificio de San Francisco y
algunas manzanas donde estaban atrincherados los enemigos, y en la derrota del
día 7 fue uno de los últimos que se retiraron haciendo fuego.
En atención de sus valiosos servicios, se le confirió el grado de Coronel efectivo de la Guardia Colombiana por el decreto 8 de mayo 1883. Después el Estado de Boyacá le concede el grado de General.
En atención de sus valiosos servicios, se le confirió el grado de Coronel efectivo de la Guardia Colombiana por el decreto 8 de mayo 1883. Después el Estado de Boyacá le concede el grado de General.
Condecorado con la Estrella de
los Libertadores de Venezuela, el Escudo de Vencedores de Carabobo y la Cruz de
Boyacá.
Falleció en Tunja el 27 de
Noviembre de 1883.
Castillo, Luís. Capitán: Inicia su carrera en 1812. Peleó en Cachirí y en Cáqueza. Presto sus servicios hasta la Batalla de Boyacá.
Cifuentes, José María. Alférez: A las órdenes de Nariño, Cabal y Serviez, combatió en Calibío, Juanambú, Tasines, Pasto y El Palo.
Daza, Dimas: Se incorporó al Ejército en 1812. Fue el último soldado de Nariño. Murió en Bogotá en 1892.
Ferrer, Antonio. Capitán: Peleó en Boquerón del Valle de la Miel, Pedro Alonso, Cacharí, Cáqueza, Boyacá, Chiriguaná y Ciénaga.
Ferro, Manuel. Alférez: En 1823 tomó las armas. Participó en Junín, Matará y Ayacucho. Acompaño a Neira en la acción de la Culebra. Presto servicios hasta 1841.
Gallo, Andrés María. Sacerdote: En 1816 fue Alcalde de Turmequé, en 1819 recibió las sagradas órdenes. Fue presidente del senado den 1827, y más tarde fundó el Colegio de Boyacá. El caballo que montaba Bolívar en Boyacá fue una de las donaciones hechas por este generoso sacerdote, que sirvió á la Patria, si no con armas, sí con sus bienes y su ejemplo.
Guerrero, José Antonio. Capitán: El 20 de septiembre de 1814 se alistó en el Batallón Milicias No.1 de Tunja. Se halló en la acción de Cáqueza, La Plata, Pitayó, Jenoy y Bomboná.
En 1830 protegió la salida de Bolívar por Pitayó, con 50 hombres, y condujo el parque a Cali.
Guerrero, Manuel María: El 4 de agosto de 1811 tomó servicio hasta el 4 de octubre de 1813, año en que fue comandante de las fortalezas de Bocachica, y continuó sirviendo hasta 1815. Combatió en Guáimaro, Tenerife, Pedraza, Cerro de San Antonio y en casi todas del Magdalena. Obtuvo un escudo con este lema: “Al valor distinguido”, al rededor: “San Antonio, 31 de octubre de 1811”.
Niño, Juan Nepomuceno: Puesto al frente del Gobierno de Tunja. Reunió le Congreso Federal en Tunja, el 27 de mayo de 1813. Revolucionó la Provincia de Tunja, compró armas y llevó a cabo muchas obras meritorias y útiles á la Patria.
A la llegada de Morillo y Enrile, el 26 de mayo de 1816, abandonó Tunja, viéndose precisado á huir; pero habiendo sido capturado, fue fusilado en la Plaza de San Laureano de la ciudad el 29 de noviembre.
Niño, Rafael. Capitán: Enrolado en las tropas que batallaron en Paloblanco, Ventaquemada, Bogotá y luego en Cachirí y Cáqueza. Fusilado el 3 de septiembre de 1816 en Bogotá.
Pabón, Joaquín. Teniente Coronel: Enrolado desde 1816. Peleo en Cáqueza, Puerto Cabello, Jariba, Zumbador y 2da de Carabobo.
Hizo la campaña de la Costa con
Posada Gutiérrez, y peleó en Zipaquirá y Tíquisa.
Torres, Domingo. Sargento Mayor: A los 12 años de edad se puso a órdenes del General Nariño, para pasar a la Campaña del Sur. Peleó en Cuchilla del Tambo, Calibío, Tasines y Palo. Lo enrolaron en el ejército realista hasta 1821, en que logró escapar y pasarse a los patriotas con 12 dragones armados y municionados. Murió en Popayán el 20 de enero de 1837.
Umaña, Joaquín. Doctor: Fue miembro importante de los actos en la primera época de la Patria en Cundinamarca. Puso su fortuna, su posición y hasta su sangre, derramada por Morillo en Leyva el 6 de abril de 1816.
Torres, Domingo. Sargento Mayor: A los 12 años de edad se puso a órdenes del General Nariño, para pasar a la Campaña del Sur. Peleó en Cuchilla del Tambo, Calibío, Tasines y Palo. Lo enrolaron en el ejército realista hasta 1821, en que logró escapar y pasarse a los patriotas con 12 dragones armados y municionados. Murió en Popayán el 20 de enero de 1837.
Umaña, Joaquín. Doctor: Fue miembro importante de los actos en la primera época de la Patria en Cundinamarca. Puso su fortuna, su posición y hasta su sangre, derramada por Morillo en Leyva el 6 de abril de 1816.
Vargas Tejada, Joaquín. Teniente Coronel: Su primera campaña es en 1813. Peleó en Palacé y en Calibío. Años despues continuo en Cáqueza, Pare, Fundación, Salina de Chita y Paya. Sus servicios los mantuvo hasta 1819.
Vela, Bruno. Sargento Mayor: Hizo la campaña de Venezuela de 1819 á 1823. Carabobo 1821, Cáqueza, y Santuario en 1830.
Vela, Joaquín Apolinar. Religioso Agustino. Capitán: Perseguido por sus superiores, fue desterrado a Casanare. Realizo la campaña de Venezuela donde recibió el Escudo de Carabobo. En 1828 publicó un escrito contra los religiosos, titulado “Guerra á la preocupación y defensa de los regulares”. Murió en Pare el 26 de diciembre de 1831.
No son muchos los rasgos biográficos que hallamos de estos personajes ilustres; como también no hay duda que la lista no esta completa, y son varios los que aun están por ser investigados y puestos en un lugar de honor.
Textos tomados del libro Tunja, desde su Fundación hasta la Época Presente - Ozías S. Rubio y Manuel Briceño, 1909.
Arqueología
HUNZA (Tchunsa) CAPITAL DE LA CONFEDERACIÓN CHIBCHA: Legado Prehispánico en la Provincia de Tunja
Las riquezas coloniales son parte
viva y real de la historia de Tunja tradiciones y elementos traídos de Europa a
estas tierras aguerridas, envueltas en el manto, los rituales, la agricultura,
mitos y demás costumbres de los antiguos pobladores. Borradas por la ambición,
colonización, apropiación, evangelización y un sin fin de acciones aplicadas a
aquellos, que cuidaban y protegían a sus ancestros, la tierra, y sus leyendas.
Parte de su memoria fue arrasada,
perdida en el tiempo y muy pocos sobrevivieron a la esclavitud; ellos
perpetuaron parte de sus costumbres, desde los alimentos pasando por la cerámica
hasta el hilar de la lana.
Sobre las culturas precolombinas en nuestro territorio colombiano, se encuentra variedad bibliográfica sobre el tema; pero muy poco se conoce sobre exploraciones por parte de estudiosos, historiadores o autodidactas que en su tiempo registraron valiosa información al respecto.
Don Manuel Vélez es uno de ellos que por años estudio y observó las reliquias de los antiguos pobladores de Antioquia y Cundinamarca. En sus excursiones arqueológicas reunió una gran variedad de objetos indígenas; entre ellos se relaciona un documento donde describe ruinas de edificios precolombinos descubiertos por él en la provincia de Tunja.
El documento esta transcrito en el libro El Dorado (tomo II) del autor Liborio Zerda, publicado por la Biblioteca del Banco Popular en 1972. Notamos una importancia exquisita del artículo anexo a esta recopilación, propia descripción de un expedicionario del siglo XIX, memoria de los ancestros, vestigios narrados así:
“Recorriendo en diversas ocasiones la provincia de Tunja, únicamente con el objeto de reconocer el país, recogí la relación vaga de la presunta existencia, en el cantón de Leyva, de algunas ruinas pertenecientes a un templo o a un palacio del tiempo de los antiguos indígenas. Esta relación variaba cada vez que reiteraba preguntas que tendían a ilustrarme sobre la existencia de algunos vestigios de edificios anteriores a la conquista, y no afirmando persona alguna el haberlos visto, principié a dudar de la verdad de tal rumor. Sin embargo, interesándome vivamente este asunto, emprendí un viaje en junio de 1846…
La ignorancia, que siempre a reinado en la provincia de Tunja, explica la negligencia y la falta de atención respecto a estos monumentos tan interesantes y dignos de ser estudiados. Los habitantes del lugar únicamente han tenido conocimiento de ellos hasta el día; y bien que, bajo la relación de la importancia y de lo grandioso, no sean comparables a las que han descubierto en Guatemala y en Yucatán, por lo menos atestiguan la existencia de poblaciones antiguas muy avanzadas ya en civilización.
Otro motivo que me da el convencimiento de la antigüedad de estos restos, es que la provincia de Tunja, en mi opinión, es el lugar de la Nueva Granada habitado desde los tiempos más remotos.
…en la provincia de Tunja, en general, no hay bosques; por ejemplo en Sogamoso las gentes del pueblo cocinan con la boñiga seca, y cultivan con cuidado el sauce, a fin de emplearlo en las construcciones de sus casas. A esto se agrega que allí se ha destruído el bosque con la imprevisión más deplorable, como en la mayor parte de la provincia de Tunja, y tal agotamiento es el hecho que demuestra la existencia de poblaciones antiguas.
Al principio del este año ví también en Tunja dos piedras llamadas los Cojines del Diablo. Sobre una colina a seis cuadras (600 varas) de la parte habitada de la ciudad, y en dirección del oeste, se encuentra una roca trabajada, ocupando un espacio de cerca de cuarenta varas, sobremontada solamente de dos prominencias que afectan la forma de la piedra de moler, pero un poco más grande.
Me arrodillé sobre una de ellas, y dirigiendo mis miradas alrededor, gocé de una vista magnífica de la ciudad y de la planicie de Tunja. En esta posición se encuentra el frente al oriente. Tal vez los habitantes de estos lugares adorarían allí al sol al levantarse, como lo hacían los peruanos. Debió costar grandes esfuerzos para trabajar toda esta roca, a fin de igualar su superficie dejando solamente dos cojines prominentes”.
Los Muiscas, antiguos pobladores de la provincia de Tunja, los reales padres de estas tierras; aun viven en la sangre de sus pobladores actuales. De ellos solo quedan vestigios en orfebrería, cerámica, textiles que reposan en museos dentro y fuera de la ciudad, algunas piezas cerámicas se estudian y exhiben en el Museo Arqueológico de Tunja - UPTC.
Aun podemos admirar los monolitos en el Pozo de Donato, o subir a San Lázaro y admirar la vista de la ciudad, desde los Cojines del Zaque.
Fundación
PRIMEROS COLONOS TOLEDANOS Y MALAGUEÑOS: 6 de Agosto de 1539, 470 años de la Fundación de la Provincia de Tunja
“Acatando la habilidad,
suficiencia y fidelidad de Vos, el Capitán Gonzalo Suárez, y que sois persona
que bien y fielmente guardaréis el servicio de sus Majestades, y acatando que
en el oficio de Capitán habéis servido a Su Majestad en la conquista de este
Nuevo Reino de Granada y otras que en nuestra persona concurren, por la
presente nombro a vos el dicho Capitán Gonzalo Suárez por Capitán y Justicia
Mayor de la ciudad de Tunja y Provincia de ella” y “a quien yo encomendé la
fundación de la dicha ciudad para que la fundaseis y tomaseis la posesión de
ella”.
De esta forma se refiere el
Adelantado y Licenciado Gonzalo Jiménez de Quesada en la orden de la
fundación de Tunja expedida el 10 de mayo de 1539.
La orden de la fundación no era sólo de la ciudad sino de la Provincia; aquélla debería ser centro o capital del extenso territorio que dominaba el Zaque, sin que se entrase en “los términos de la ciudad de Vélez ni de esta de Bogotá”, o sea sin comprender jurisdicción de los actuales departamentos de Cundinamarca y Santander.
En cuanto al nombre de la nueva ciudad, la determinación era precisa: se llamaría Tunja, nombre derivado del primer cacique que había gobernado allí, según la tradición indiana, llamado Hunzagua, y que se había cambiado con el tiempo y el uso hasta llegar a decirse solamente Hunza.
La orden de la fundación no era sólo de la ciudad sino de la Provincia; aquélla debería ser centro o capital del extenso territorio que dominaba el Zaque, sin que se entrase en “los términos de la ciudad de Vélez ni de esta de Bogotá”, o sea sin comprender jurisdicción de los actuales departamentos de Cundinamarca y Santander.
En cuanto al nombre de la nueva ciudad, la determinación era precisa: se llamaría Tunja, nombre derivado del primer cacique que había gobernado allí, según la tradición indiana, llamado Hunzagua, y que se había cambiado con el tiempo y el uso hasta llegar a decirse solamente Hunza.
Al Capitán Suárez se le permitió escoger a voluntad el centro de fundación de la ciudad; quiso mantener la tradición indígena no cambiando el centro donde la población estaba acostumbrada a concurrir y a considerar como asiento de la autoridad, lugar de comercio, mercados y culto religioso.
Continuando las formalidades de la fundación, buscó también Suárez Rendón un día de significación histórica y religiosa; el primer aniversario de la fundación de Santa Fe y la fiesta de la "Transfiguración del Señor", es así el 6 de agosto de 1539. En seguida nombró el Escribano público que debería dar fe de aquel acto, eligió para ello a Vizcaíno que tanto se había distinguido en la campaña desde Santa Marta, y que reunía las dotes justas para tal cargo.
La constancia escrita debería quedar hecha; acude el Capitán Suárez a un procedimiento que conocieron los pueblos primitivos de Egipto, de Grecia y de Roma para grabar la tradición de sus hechos y que se practicó en América. El acta de fundación de Tunja se estampó en cueros de venado con puntas de hierro, lanzas o de espadas, tintas de bija o achiote rojo; el mismo procedimiento que había usado Lázaro Fonte en las soledades de Pasca para avisar a Quesada la llegada de la expedición de Federmán.
En la página inicial del primer libro del archivo de Tunja se encuentra la copia que el Escribano Aguirre pasó de los cueros de venado al papel, no sólo del acta, sino las primeras reuniones del Cabildo. De muy pocas ciudades de América se tiene tan fiel documento de su fundación y primeros actos del Cabildo, como lo tiene Tunja, gracias al cuidado excepcional que pusieron en ello el fundador y el primer escribano.
El miércoles 6 de agosto de 1539 procedió al acto de fundación el Capitán Suárez Rendón; montó a caballo, tomó posesión del terreno en nombre de Carlos V, levantó la espada y retó a quienes se opusieran a ello; señaló sitio para la iglesia principal, que se denominó “Nuestra Señora de Guadalupe”, como primer cura al Padre Agustino Fray Vicente de Requejada (o Requexada), y nombró Alcaldes y Regidores del Cabildo de la ciudad.
Al siguiente día de la fundación, se reunió por primera vez el Cabildo, y en esa sesión fue reconocido Suárez Rendón como Capitán y Justicia Mayor de la Provincia; se ratificó el nombramiento Domingo Aguirre para Escribano del mismo Cabildo y se nombró Alguacil Mayor para señalar y amojonar los términos o límites de la ciudad.
En aquella misma sesión, a petición del Cabildo, el Capitá Suárez señaló los límites de la Provincia de Tunja, leyendo la orden de fundación dada por Jiménez de Quesada.
Dos años después de la fundación, poco más o menos, Carlos V dio a Tunja por cédula del 19 de marzo de 1541 el título de “ciudad muy noble y muy leal” y las armas que la consagran como tal.
La historia de la ciudad inicia, historia que ha dado mucho a Colombia, no solo por su riqueza y herencia, sino por lo que en ella transitó y transita; el aire de libertad.
Feliz cumpleaños Tunja, feliz cumpleaños habitantes de la ciudad muy noble y muy leal.
Datos tomados del libro Crónica del Muy Magnífico Capitán Don Gonzalo Suárez Rendón, Nicolás García Samudio – 1939.
Patrimonio
URBE HISTÓRICA: Los Tesoros de la Ciudad de Tunja, Patrimonio de Colombia
El poblamiento y conquista de las nuevas tierras españolas prometía la riqueza, el poder y una nueva tierra para muchos de los iberos que se arriesgaron a adentrarse en nuestros territorios.
La leyenda de El Dorado proporcionaba aun más las ansias de llegar a tierras lejanas, de poseer los tesoros y riquezas de los hombres del otro lado de océano historias y leyendas que alimentaban los viajeros que retornaban a la madre patria, mitos de seres extraordinarios, humanos con diferentes características, tierras inhóspitas, pero con mucho oro.
Esos eran los sueños hace más de
cuatrocientos años para los conquistadores del Nuevo Mundo; pero nunca
imaginaron que ellos dejarían un legado, el cual hoy en día es un tesoro,
riqueza, leyenda y parte de la historia de nuestro país.
Tunja, la ciudad con un sin número de títulos honoríficos, la ciudad con riquezas únicas en Latinoamérica, tesoros que la conquista, la colonia y la independencia dejo para siempre en esta bella ciudad.
Muchos hemos leído sobre los movimientos artísticos que influyeron en la arquitectura, pintura y escultura en nuestro país, y en especial en Tunja. No deseamos especificar o dar cátedra sobre temas de mas estudio y profundidad; hoy es importante conocer y palpar lo que existe, evitar su destrucción y ser los protectores de un patrimonio exquisito y único
La Casa del Fundador
Gonzalo Suárez Rendón, fundador de la capital boyacense; su casa, pieza única de la región Latinoamericana considerada así, ya que en toda la geografía de dicha región no existe casa construida, habitada y que sus herederos la habitasen; Tunja posee este tesoro arquitectónico, hoy museo.
Las pinturas en el techo que caracterizan a esta, son realizadas posteriormente al fallecimiento de Suárez Rendón; solicitadas por su esposa y restauradas en los años sesenta por el maestro Luis Alberto Acuña.
Este fin de semana, en un prestigioso periódico del país, se publico el comentario de un libro sobre la el “lío de la Madona”, un cuadro del famoso pintor Rafael Sanzino y comenta que tal cuadro llego a nuestro país gracias a el Capitán Gonzalo Suárez Rendón, entregado por manos de Carlos V, por sus heroicos hechos en la Batalla de Pavía.
Al morir el fundador el cuadro fue donado al convento de San Agustín.
La Casa del Escribano Juan de Vargas
Escribano real don Ivan Delgado de Vargas y Matajudios; su casa aporta otra de las pinturas en techo mejor conservadas, y que nos habla mucho de su propietario, ya que la interpretación que los expertos dan sobre el tema es la unión de lo católico con lo ortodoxo o pagano, y lo mitológico.
Su escudo de armas rodeado por dioses y héroes de la mitología griega, animales africanos y símbolos cristianos.
Se dice que un hijo ilegitimo de Juan de Vargas, poseía para entonces la mejor biblioteca del reino; podemos decir, por que no, la primera biblioteca de la Nueva Granada.
Hoy es un museo donde se explora la vida colonial; el arte en la pintura religiosa, arquitectura, mobiliario, costura la cual se representa en un bordado hecho en una capa o manta, por la muy conocida “Juana la Loca” para Juan de Vargas.
Claustro de San Agustín
Su arquitectura encierra un estilo propio de la comunidad Agustina, uno de los detalles que la hacen extraordinaria, es la escalera doble en piedra, este estilo se impuso más en la época republicana, cuando era mezcla de madera y piedra.
Las pinturas murales son otra muestra artística de la época colonial, y aunque ha sufrido en los siglos que la persiguen muchos estragos, hoy se constituye uno de los centros culturales más importantes de Tunja. La biblioteca Alfonso Patiño Roselli es una muestra de la esencia cultural que se vive en la ciudad.
Balcones corridos, Casa del Capitán Martín de Rojas
Portada del costado noroccidental de la Plaza de Bolívar; adorna el conjunto con los balcones coloniales más largos de Latinoamérica.
Mansión que perteneció al capitán Martín de Rojas, que con los años paso a manos de ilustres de la Provincia de Tunja y hoy es sede del ICBA.
Estos son de lo más representativo de la ciudad en el continente, piezas únicas que son parte de la memoria de Tunja; claro estas no son todas las representaciones ricas de la colonia en nuestro país, encontramos también la representación religiosa en:
Santa Clara la Real, Iglesia de Santo Domingo, Iglesia de San Francisco y la Catedral.
En las casas civiles; Ruiz Mancipe, Juan de Castellanos, y la de los Holguín (Club Boyacá).
No solo son piezas de museo como muchos dicen o creen saber; son el patrimonio de Colombia, y por que no, sean a futuro patrimonio de la humanidad.
Patrimonio
CONJUNTO COLONIAL: Claustro de San Agustín, Joya Arquitectónica de Tunja
Las principales ciudades del país
se han forjado alrededor de los conventos, iglesias, capillas y ermitas que las
comunidades religiosas crearon entorno de la fe y el mandato del Rey en las
nuevas provincias que se fundaran.
Tunja se distingue por la arquitectura religiosa, apreciada en su mayoría en el Centro Histórico La Catedral, San Ignacio, Santo Domingo, San Francisco, Santa Bárbara, y las huellas de antiguos conventos.
De las primeras visitas que
realice a la ciudad de Tunja, es deslumbrante admirar la arquitectura que
encierra el entorno de la Plaza de Bolívar y sus calles aledañas; pero no tanto
cuando tomando la carrera novena al norte, llegando al frente del Parque
Pinzón, divise al fondo (carrera octava) como se yergue la torre de una
iglesia y el convento que la remata a la redonda.
Su color amarillo ocre e imponencia de tamaño da la distinción al parque y a la zona donde se ubica.
¿Cuál iglesia es? – Pregunte, -
Es San Agustín, pero hoy no es una iglesia es una biblioteca.
Iglesia y Convento de San Agustín, así se conoció en sus días de esplendor religioso, el convento inicia la construcción en 1578 y se termina con la iglesia hasta el año de 1659, la cual remata el entorno de la comunidad Agustina.
Iglesia y Convento de San Agustín, así se conoció en sus días de esplendor religioso, el convento inicia la construcción en 1578 y se termina con la iglesia hasta el año de 1659, la cual remata el entorno de la comunidad Agustina.
Los avatares de la historia despojaría a pedazos el resplandor de esta joya; para 1821 se cerro el convento. Años posteriores reside la educación, el Colegio de Boyacáy después la Universidad de Boyacá. Luego pasaría a ser hospital en manos de los Juaninos, en los años 1835 y 1859.
Después llega la Guerra Civil del sesenta, originando ahora que el convento se transformara en un cuartel, llevándolo en 1863 a convertirse en la penitenciaria, mejor conocida como el “Panóptico de Tunja”. La figura de penitenciaria duro por varias décadas.
Estos cambios radicales de la función principal del Convento e Iglesia, origino el deterioro, cambios de fachada e interiores y hasta destrucción de piezas únicas que en ella se conservaban.
En 1984, el Banco de la República restauro y transformo esta estructura en la Biblioteca Alfonso Patiño Roselli.
Pisar los umbrales del claustro, ver el jardín principal rodeado de los arcos que rematan la arquitectura en el patio, tanto del primer y segundo piso; trasladarse a la colección general de la biblioteca y notar que la sala de lectura fue la iglesia donde antes se impartía la doctrina católica y hoy se adquiere un conocimiento infinito, deja nuestra mente en blanco para admirar las pinturas murales que se descubrieron en la restauración; ver pasar a los niños y adultos que consultan las obras de la biblioteca, y helarse la sangre con la figura del Monje sin Cabeza, un la leyenda que pertenece al claustro.
Tomar el pasillo al fondo, ver el jardín posterior, que por la forma y estructura se entiende que era el huerto de la comunidad; al lado de este se encuentra el auditorio y parte de lo que fue la penitenciaria.
Regresando por el pasillo aun tenía mucho por ver. La escalera de acceso al segundo piso, custodiada en el descanso, de la división de la misma, por un par de ángeles que dan la bienvenida a las habitaciones principales para ese entonces.
Los pasillos del segundo piso son adornados por pinturas murales, rescatadas en la restauración. Asomarse por las barandas al jardín principal y sostener la respiración permite sentir que aun por los pasillos corre la brisa del misticismo, catedrático, militar, sollozos, retención y libertad.
En las investigaciones que realice a cerca de Tunja, se habla en varios libros de el Claustro de San Agustín, en especial los de arquitectura, refieren mucho el abandono que por años padeció esta estructura, por este hecho muy poca documentación gráfica se consigue.
Salir del Claustro, admirarlo a mitad de camino del parque, observar el mapa en una guía turística que compre en uno de los peajes, me hizo reflexionar y pensar que a veces al turista se le muestra según lo más importante o de pronto el que realiza la guía tomo mal los datos, por que en mi mapa no aparecía el Claustro de San Agustín o por que su concepto no pertenecía al casco histórico de la ciudad.
Claro pero ahí frente al él, también aprendí que antes de los Agustinos, esa zona era el cercado de Quiminza, un lugar sagrado y sede del gobierno, mejor conocido como cacicazgo de los Zaques.
Es Tunja privilegiada por esta joya arquitectónica; es de la ciudad, de ustedes los que día a día pasan al frente con indiferencia o ingresan a ella para ser envueltos en la esencia de los libros y la cultura; gracias por tanta enseñanza, gracias por tu memoria inmortal Tunja.
“El que entre aqui, no pierda la esperanza
De amor, de honor, de
redencion, de fe;
Refórmese, instrúyase y
trabaje,
eI pronto obtendrá su
libertad, su bien”.
Patrimonio
LA GRAN BATALLA FINAL: Parque Monumento “Puente de Boyacá”
Libertad divina, libertad
absoluta. ¡Gloria a los campos de Boyacá!
Sois libres de las cadenas que los ataban de los conquistadores, que por siglos administraron estas tierras, a su gente, sus vidas y hasta pensamientos mirad al cielo y daos cuenta de la verdad que hoy se riega en este campo con sangre mezclada en la tierra, el agua y el aire somos hombres libres.
Sois libres de las cadenas que los ataban de los conquistadores, que por siglos administraron estas tierras, a su gente, sus vidas y hasta pensamientos mirad al cielo y daos cuenta de la verdad que hoy se riega en este campo con sangre mezclada en la tierra, el agua y el aire somos hombres libres.
No es una frase de algún héroe
patriota o alguno de nuestros administradores territoriales; es una frase que
me trajo el viento cuando pise por primera vez el glorioso campo de batalla que
nos dio la identidad de ser libres, de ser colombianos, “El Puente de Boyacá”.
El Parque Monumento Puente de Boyacá, uno de los patrimonios históricos que más resuena en el país, y más cuando los meses de julio y agosto se asoman en nuestro calendario patriota; representa la épica batalla final que nos da la independencia absoluta del Reino Español.
El Parque Monumento Puente de Boyacá, uno de los patrimonios históricos que más resuena en el país, y más cuando los meses de julio y agosto se asoman en nuestro calendario patriota; representa la épica batalla final que nos da la independencia absoluta del Reino Español.
Una extensión longitudinal de 5 kilómetros aproximadamente, la cual rinde un homenaje a todos los héroes de la sangrienta jornada que se libro el 7 de agosto de 1819; a 59 años de esta batalla (1878), se coloca la primera piedra para dar inicio a la obra. Pasarían varias décadas y administraciones para ver terminado lo que es hoy el parque, aproximadamente el año de 1969.
Admirar la obra artística que se expande por cada uno de los senderos del parque, atribuye la inspiración de aquellos que dieron la vida por la libertad, de la mano del artista que fundió los cuerpos de Bolívar y Santander, de los arquitectos que elaboraron el Puente sobre el río Teatinos, el Arco del Triunfo o el Obelisco.
Son 15 minutos desde Tunja o una hora y media desde Bogotá para acceder al Puente de Boyacá; o verlo de paso mientras ingresamos a la capital boyacense o sí vamos de regreso.
Por ser un Parque, vale la aclaración, no esta sujeto a que los visitantes tomen las áreas del respectivo como cualquier zona de recreación, de toma de comidas, soltar la mascota para que deje algún recordatorio y mucho menos convertirlo en un basurero de paso; es un Monumento Nacional, por ende, pertenece a todos y por deber todos debemos cuidarlo y preservarlo.
Muchos, antes de tener el honor de pisar estas tierras históricas, siempre identificamos y conocemos el Puente de Boyacá por medio de fotografías, postales, guías turísticas o libros de historia; si una fotografía es todo lo que nos da referencia al principio, ver el Puente, el Monumento a la Gloria de Bolívar, el Pebetero con la Llama, la Plaza de Banderas, el Arco del Triunfo y sus demás monumentos alegóricos a la batalla, no nos deja percibir el campo real donde se alzan con orgullo; algunas fotos nocturnas del mismo se acercan a nosotros para las fechas navideñas, muy pocas son las que vemos sin los adornos o luces de colores que lo hace más imponente.
Muy diferente es en el día cuando se pisa el campo, al llegar a la caída del sol y dejar que la noche lo envuelva a uno junto con las luces que iluminan a cada uno de los monumentos principales; escuchar la fuerza del río Teatinos, el resoplar del viento helado a la altura de 2860 mts. a nivel del mar, observar como pasan a gran velocidad por la Autopista Panamericana, la cual divide al Parque en dos secciones; ajustar la cámara sobre el trípode y dejar que la mente y el paisaje se unan en un solo clic del obturador y guardar un instante único y memorable.
Siempre se respira viento de
libertad, no es solo un monumento, no es solo las piedras y los árboles que se
mecen con fuerza, es el agradecimiento que varias generaciones les han rendido
a reconocidos héroes de la patria y a los anónimos; somos la generación de hoy
y del mañana, para que las venideras se sientan orgullosas de un país, que a
pesar de los avatares de la historia, es único, es nuestro, lejos de las ideas
políticas o religiosas, somos colombianos desde el momento que en estas tierras
se sello la Batalla de Boyacá.
Bibliografía
CRÓNICAS, MEMORÍAS, NARRACIONES: Bibliografía de Tunja – Viaje al Corazón de las Letras Impresas
Al iniciar las investigaciones, que a lo largo de estos meses nos han acompañado en cada una de las Cápsulas Históricas, se inicio el reto de buscar, escudriñar y tener paciencia en las pesquisas realizadas en bibliotecas, librerías, testimonios y de recorrer las calles históricas de la ciudad de Tunja.
Los libros nos proporcionaron la ventana a muchos datos interesantes y poco conocidos de la historia de Tunja ellos (los libros) son la fuente inagotable del conocimiento, son amigos que nos proporcionan conocimiento, en nuestro caso, develar la historia de Tunja.
Cuando se planteo la idea de las
Capsulas Históricas, se realizó en concepción de un merecido homenaje a los 470
años de fundación de la ciudad de Tunja, su aporte histórico a Colombia y los
sucesos poco conocidos.
La información histórica es escasa y difícil de encontrar en la gran red de redes; Internet se apoya de la información impresa existente en muchos anaqueles del mundo, y es desde los anaqueles de varias bibliotecas y librerías donde partimos a una expedición histórica, narrativa y curiosa de la “muy noble y muy leal ciudad de Tunja”.
Decidimos buscar fuentes informativas en libros y periódicos, aunque más de una ves nos intereso ir más allá con las investigaciones, sentir y analizar documentos de siglos atrás; pero la misión era precisa, la información debería ser historiadores que ya nos habían brindado el análisis de la documentación y extractar lo esencial de la historia para transmitirla lo más clara y amena posible.
Primer paso, las bibliotecas; iniciando por la del Banco de la República en el Claustro de San Agustín en Tunja (Biblioteca Alfonso Patiño Roselli), donde una bibliografía básica nos conduciría a otra biblioteca con las características fundamentales de la investigación.
Ya en la capital de la República, en el centro histórico inicio la exploración bibliográfica en una de las bibliotecas de colección excepcional, la Biblioteca Eduardo Santos, de la Academia Colombiana de Historia, lugar poco conocido y de una calidez bibliográfica que permite al lector perderse en el tiempo; sentirse asesorado de las personas conocedoras del tema y ser guiado a buen recaudo con las investigaciones que nos interese en el tema histórico de Colombia.
Pero la necesidad de las consultas en bibliotecas no termina la investigación en forma óptima, la selección bibliográfica consiste también en la búsqueda de libros poco conocidos, raros o curiosos en los estantes de las librerías, no precisamente las de gran comercio, hablo de las librerías que proporcionan libros usados, que se dedican a comprar bibliotecas privadas y luego seleccionan los ejemplares y los vende a precio justo; y gracias a estas existencias en el mercado en Bogotá, adquirí más de un ejemplar histórico de Tunja, permitiéndome consultar el libro a antojo y tenerlo siempre a la mano.
En cuanto a los periódicos, años atrás me permití guardar a buen recaudo, selecciones de varios periódicos de circulación importante en el país.
Viaje y Exploración
La investigación histórica de Tunja nos llevo hacer un viaje por varias páginas de libros y periódicos, que nos permitieron ver, palpar y entender aun más la importancia patrimonial que representa la ciudad para Colombia, no son simples edificios, calles, hechos, momentos o manifestaciones históricas; son las vidas de muchas personas que han dejado una huella en la ciudad desde su fundación hasta ahora.
Varios de los libros nos proporcionaron imágenes y fotografías de espacios que hoy en día se han perdido en Tunja; no solo las letras impresas dieron la rica información que cada Cápsula Histórica retiene, las fotos nos dieron otra perspectiva de la investigación, y enriquecieron los artículos plasmados en este Portal Web.
Mucha de la información se quedo en el largo listado que se proyecto para las cápsulas, desearía que el tiempo permitiera realizar otra temporada de los datos pocos conocidos de la ciudad de Tunja, pero aun así, los artículos que se proporcionaron en estos meses, dejan en claro lo importante que es cuidar y proteger nuestro patrimonio e identidad.
Los Libros de Apoyo en la Investigación
Dejo por último dos listas de libros consultados; la primera los que fueron fundamentales en este viaje bibliográfico, y la segunda lista de los consultados, pero no se les hizo mención o se extracto algún texto.
No demerito ninguna de las fuentes, son interesantes por su valor y memoria que aporta a Tunja, tampoco son las únicas, ya que aun hay mucho por descubrir bibliográficamente; es un homenaje a los investigadores, historiadores, escritores y eruditos del tema, por que gracias a ellos mantenemos una memoria vital de nuestras raíces.
Los invito ahora hacer este viaje, tomar los libros en sus manos e iniciar el compendio de sus propias Cápsulas Históricas; escríbanos a tunja470@tunja.gov.co y cuéntenos que otros libros sobre la ciudad de Tunja ha consultado para mantener la memoria viva del patrimonio de esta ciudad.
Libros Referenciados donde se Extractaron Textos para las Cápsulas Históricas
- Corradine, Alberto. Historia de la Arquitectura Colombiana. Biblioteca de Cundinamarca. 1989.
- Departamento de Boyacá. Centenario de la Independencia de la Provincia de Tunja. Tunja – Imprenta Oficial 1913.
- Dollero, Adolfo. Cultura Colombiana. Editorial de Cromos. Bogotá 1930.
- Elián, Juan Sebastián. El gran libro de los Apellidos y la Heráldica. Barcelona 2001.
- Florez de Ocariz, Ivan. Genealogías del Nuevo Reino de Granada, Tomo III Archivo Nacional de Colombia. Bogotá 1955.
- Fondo Cultural del Banco Cafetero. Herencia Colonial IV – Tunja. Litografía Arco. Bogota 1974.
- García Samudio, Nicolás. Crónica del muy Magnífico Capitán Don Gonzalo Suárez Rendón. Academia Colombiana de Historia. Bogotá 1939.
- Gil Tovar, Francisco. El Arte Colonial en Colombia. Bogotá 1968.
- Gobernación del Departamento de Boyacá. Reseña Histórica y Descriptiva de la Ciudad de Tunja y Datos Estadísticos del Departamento. Imprenta del Departamento. Tunja 1907.
- Rubio, Ozías S. Tunja. Desde su Fundación hasta la Época Presente. Bogotá 1909.
- Salvat Editores S.A. Historia del Arte Colombiano, Tomo III. Navarra – España 1975.
- Torres de Mendoza, Luis. Colección de Documentos Inéditos, relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas posesiones españolas, Tomo IX. Madrid 1868.
- Villate Santander, Germán. Tunja Prehispánica. UPTC – COLCIENCIAS. Tunja 2001.
Otras Bibliografías para Consultar
- Combariza Díaz, Leopoldo. La Catedral Metropolitana de Tunja. Academia Boyacense de Historia. Tunja 2008.
- Cortés, Gustavo Mateus. Historia Monumental y Heroica Casa de Don Diego Holguín Tunja Siglos XVI a XIX. Academia Boyacense de Historia. Tunja 2008.
- García Moreno, Orlando. Los Maravillosos Años 70. Alcaldía Mayor de Tunja. Tunja 2008.
- Martínez Jiménez, William Manuel. Vida Cotidiana en Tunja Siglo VIII. Alcaldía Mayor de Tunja. Tunja 2007.
- Medina Flórez, Enrique. Costumbres Tunjanas del Siglo XX. Alcaldía Mayor de Tunja.
- Vargas de Castañeda, María Rósula. Las Costumbres Tunjanas en el Siglo XIX. Alcaldía Mayor de Tunja. Tunja 2007.
Crónica Final
EVOLUCIÓN URBANÍSTICA: Tunja en el siglo XXI – Cápsula Final
“Tomad las bestias, llevad buen
abrigo para que te refugies del agreste frío del camino. Saludadme a los buenos
padres de San Diego, y recordad que de ahí en adelante poco encontrareis
escampadero.
Saludad a vuestras tías y primos, los esperamos pronto en Santafe. Narciso os acompañara junto con otros dos peones, recordad los buenos consejos de tu madre y que Dios os guarde de todo mal hijo mío. – El padre estrecha entre sus brazos a su joven hijo que parte a las frías tierras de la provincia de Tunja”.
Así se puede narrar un primer
viaje que hace el primogénito de la familia a las tierras bellas y lejanas de
Tunja hace más de trescientos años; una supuesta partida de viaje por días de
agreste camino hacia el norte de la capital del Nuevo Reino de Granada.
Hoy las cosas son muy diferentes, viajar hacia Tunja es recorrer en menos de dos horas caminos llenos de historia y de hermosos municipios que en la vía pasan expectantes por la ventana de un automóvil o un bus municipal, mejor llamado en nuestro argot como “flota”.
Hace dos años aproximadamente tuve el privilegio de conocer la ciudad de Tunja, inicialmente encomendado a realizar labores pertinentes a mi trabajo y cargo en la empresa; trabajo que me encamino a conocer la memoria de la ciudad, sus tesoros, calles, casas, iglesias, y por su puesto la calidez de su gente.
Hoy las cosas son muy diferentes, viajar hacia Tunja es recorrer en menos de dos horas caminos llenos de historia y de hermosos municipios que en la vía pasan expectantes por la ventana de un automóvil o un bus municipal, mejor llamado en nuestro argot como “flota”.
Hace dos años aproximadamente tuve el privilegio de conocer la ciudad de Tunja, inicialmente encomendado a realizar labores pertinentes a mi trabajo y cargo en la empresa; trabajo que me encamino a conocer la memoria de la ciudad, sus tesoros, calles, casas, iglesias, y por su puesto la calidez de su gente.
Salir de Bogotá e iniciar el viaje rumbo a Tunja es cercano a lo que antes se vivía en nuestra capital; hoy, y por medio de vehículos de transporte masivo, el ingreso a las diferentes capitales departamentales es más fácil y en corto tiempo.
Aunque ya no hay “bestias” que ensillar y cargar, aun en la capital existen unas, desafortunadamente que olvidan el bienestar de los pasajeros que toman el transporte público y se dirigen a diferentes zonas de la misma.
La autopista norte con calle 170, o mejor conocido hoy como el portal del Norte de Transmilenio, es el punto de inicio de mi viaje; antes la salida de la ciudad era conocida como la “Plaza de las Hierbas” actualmente el Parque Santander en el centro de Bogotá. De esta forma ha crecido la capital que hoy ya cuenta con más 230 calles hacia el norte.
¿Ahora qué me lleva de aquí a Tunja?
Son casi las seis de la mañana, ya en la 170 vi como varios buses de transporte municipal hacían una larga fila; gente que corría de un lado a otro, otras voceaban la ruta de los buses. Es un ambiente nada fácil, varios hombres se acercaban para preguntarme a donde me dirigía, cuando dije Tunja, hay Dios; - Si señor vale doce mil pesitos. - Otros negociaban. – Déme diez pesitos y lo llevo (Diez mil pesos, valor del pasaje para entonces).
La oferta y la demanda, bella manera de iniciar mi primer viaje a la capital boyacense; así aborde uno de los buses de una línea de transporte que me habían recomendado. La salida no fue de inmediato, hasta que el bus tuviera el cupo completo no arrancaba. Esperar aun más.
Ya hemos tomado la carretera, La Caro y Briceño son los municipios que marcan la salida de la capital del país. Son dos horas de vía hasta Tunja, y por la ventana hay mucho por admirar y conocer los paisajes bellos de Colombia.
Los municipios que pasan por la ventana
Como ya mencione, La Caro y Briceño son los primeros municipios que se avistan a la salida de la capital; continuando con Tocancipá, Gachancipá y Sesquilé donde el Embalse del Sisga muestra la majestuosidad del paisaje y la mano de obra e ingeniería del hombre.
Chocontá seguido de Villapinzón, municipio que marca la salida del departamento de Cundinamarca, para dar la bienvenida al pasajero, turista y oriundo a las tierras bellas de Boyacá.
El peaje de Albarracín, de por cierto el último de tres que hay en la vía Bogotá – Tunja, da la bienvenida al departamento de Boyacá
>>>>> Ciudad Chévere <<<<<
Ventaquemada (Puerta de Oro de Boyacá) recibe al turista y viajero, nombre que se le atribuye por una venta (puesto de mercado) que se incendió, como se incendio la memorable batalla del Puente de Boyacá, monumento que se extiende en este municipio, dividido por la vía Panamericana.
Quince minutos después del paso del Puente de Boyacá divisé la Plaza de Mercado del sur en Tunja; tomando ya la Avenida Oriental para ingresar al terminal de transporte. Bajar del bus y empezar a ubicarse en la ciudad es el primer paso que por lo general hace el turista o viajero, por referencias y guías que me habían dado tome rumbo a la plaza central de la ciudad.
La terminal de transporte es relativamente cerca del centro de la ciudad, caminando al noroccidente, subiendo un par de calles y tomando como referencia la señalización, es fácil llegar a la Plaza de Bolívar, punto donde había que llegar para iniciar un proyecto, el cual me abrió las puertas de una ciudad que no conocía y que sin darme cuenta me envolvió en toda su esencia.
El encuentro con el centro histórico de Tunja
Al tomar por una de las calles principales, divise la torre del reloj de la Catedral, punto de referencia que me indicaba la cercanía al centro de Tunja.
Mucho me habían hablado de la
ciudad, pero la verdad no imagine encontrarme con la vista que la Plaza me
brindaba al llegar. – ¿Cuanta historia recorrerá por estas calles y casas
coloniales que aun se alzan en Tunja? – Pregunte para mí en el momento que me
acerqué a la estatua ecuestre de Simón Bolívar. Ya casi las ocho de la mañana,
el sol ilumina la Plaza y el entorno que ella emana es único, admirar las casas
de los alrededores, la catedral, y otras fachadas que en el momento desconocía
su valor e importancia histórica.
Cumpliendo con las labores encargadas y siendo parte de esta la recolección de datos de la ciudad, inicié la travesía por los tesoros de la ciudad de Tunja; La Casa del Fundador, La Casa de Ruiz Mancipe, las portadas de la Iglesia de San Ignacio, el Colegio de Boyacá y el Palacio de la Torre. Meses después otras joyas de la ciudad descubriría con gran asombro.
Ahí se inicia un camino que desconocía dentro del marco histórico y patrimonial de Colombia, conocer la Tunja del siglo XXI y reflejar la Tunja prehispánica, colonial, independista, republicana y moderna; recopilar la memoria y ser difundida al mundo.
Tunja Hoy
Cumpliendo con las labores encargadas y siendo parte de esta la recolección de datos de la ciudad, inicié la travesía por los tesoros de la ciudad de Tunja; La Casa del Fundador, La Casa de Ruiz Mancipe, las portadas de la Iglesia de San Ignacio, el Colegio de Boyacá y el Palacio de la Torre. Meses después otras joyas de la ciudad descubriría con gran asombro.
Ahí se inicia un camino que desconocía dentro del marco histórico y patrimonial de Colombia, conocer la Tunja del siglo XXI y reflejar la Tunja prehispánica, colonial, independista, republicana y moderna; recopilar la memoria y ser difundida al mundo.
Tunja Hoy
La ciudad ha sido testigo de varios eventos históricos, y como tal, es poseedora de tesoros únicos de Colombia y Latinoamérica; pero sin perder esta propiedad, la ciudad también la envuelve la arquitectura moderna que se extiende en diferentes direcciones; especialmente el norte de la ciudad refleja las nuevas construcciones en vivienda, centros comerciales, vías de acceso y la oportunidad de la formación superior con universidades y sus nuevas instalaciones.
Los vehículos que ruedan por las calles de la ciudad van en aumento, aunque hay puntos neurálgicos, es recomendable recorrer la ciudad en buses de transporte público, taxi, o en el mejor de los casos a pie, para admirar el entorno arquitectónico y calido de la ciudad.
Tunja es considerada equívocamente como una ciudad fría, puede ser por su clima, pero esta muy lejos de ser una ciudad donde muy poco se puede hacer; la cultura es uno de sus emblemas, la identidad de la región, la música, la gastronomía, la educación y arquitectura, permite a Tunja ser una ciudad turística como muchas en Colombia.
Tomar un café en alguna de las esquinas o en el Atrio es un buen inicio; hay también la alternativa de ver la ciudad desde una de las terrazas de un bar muy conocido, que en el día es una opción en la variedad de cafés y en la noche el coctel perfecto para terminar una semana de labores. Claro ahí no termina la selección de opciones, la comida típica de la región se envuelve cerca de la Plaza principal, las arepas, pan de yucas, garullas o almojábanas con masato o avena son el aperitivo perfecto.
Las pastelerías y panaderías también ofrecen deliciosas y únicas variedades en repostería, bizcochería y el pan del día a día de la ciudad; pero si la opción es diferente y se desea la comida rápida que se antoja a horas de la tarde o la noche, los alrededores de la Plaza y sus calles aledañas albergan sitios de calidad en esta opción.
Tomando un merecido alimento se inicia un recorrido por el casco histórico, casas, iglesias, plazas, centros comerciales, artesanías, monumentos, parques y otros lugares que el visitante debe descubrir.
También hay otras actividades como ir de paseo al Pozo de Donato, y de paso, probar una deliciosa lasaña o pizza; más hacia el norte el centro comercial Unicentro da otras opciones, desde comidas, diversión, y hace poco, los cinemas.
Tunja se caracteriza por su legado arquitectónico, religioso y cultural, sus calles aun dejan ver los pasos del Libertador, las correrías de los amantes de Inés de Hinojosa, los fantasmas de laicos, sacerdotes o paisanos, los padres fundadores e historiadores de la ciudad y de muchos eventos que por siglos la han tocado, manteniéndose aun firme con el paso del tiempo.
El viaje no finaliza
Todo inicio por la labor que me encomendaron, parte de ella se ve reflejada en esta pagina Web, labor que se inició hace más de dos años y que aun no termina; un buen empujón del destino que me permitió conocer tan bella ciudad, de la cual me enamore y llevo en el corazón, siempre con el ansia de la llegada de un fin de semana y tomar la maleta, llegar a la 170 y subirme a la “flota”, que en la actualidad no hay regateo por el pasaje ya que se estandarizo el precio del tiquete para todas las empresas de transporte.
Tomar camino y admirar la labor de la ingeniería civil en la concesión de la carretera Briceño – Tunja – Sogamoso; que por meses llevan una obra de infraestructura vial, la cual permitirá llegar en menor tiempo a la capital Boyacense, los paisajes que brinda la naturaleza y el hombre; sentirse seguro en la vía cuando el Ejército Nacional de Colombia ejerce su labor amable de seguridad vehicular y en el transporte de pasajeros, la Policía Nacional en controles de carretera y la iniciativa de las empresas transportadoras en el buen trato al pasajero.
Nadie es profeta en su tierra, dice el dicho popular, y así lo he vivido a lo largo de estos meses al iniciar el viaje por la historia de la ciudad de Tunja, de crónicas y cápsulas que semana a semana se publicaron en este sitio, que me enseñaron aun más el valor del patrimonio y el sentido de propiedad que hay que ejercer por los elementos únicos de nuestro país; si nuestro país, ya que desde la concientización y aprendizaje que ejerce un solo punto, entendemos la importancia de todos los puntos que son importantes.
Gracias a la ciudad de Tunja por dejarme entrar semana a semana con las Cápsulas Históricas – 470; gracias a cada rincón que camine y fotografíe, estancia que visite, puertas que me abrieron, conocimiento que aportaron, apoyo incondicional y ante todo el amor que en ellas se plasmaron; sin esto no hubiera sido posible un proyecto que se realizo en especial para ustedes, los ciudadanos de la “muy noble y muy leal” ciudad de Tunja, de los que están en ella y fuera de ella.
Continuare los viajes que me permita Dios, para seguir una labor, ser testigo de la Tunja del Siglo XXI y vivir la memoria ahora.
“He regresado padre; mi viaje fue maravilloso, la familia esta bien en la Provincia de Tunja. Conocí a varios religiosos de las comunidades que en ella se albergan, ha crecido la provincia; y aunque el camino es agreste como me lo mencionaste a mi partida, regresaré a continuar con mi labor, no te decepcionaré. Dadme un abrazo, déjame sentir el latir de tu corazón junto al mío, la felicidad del reencuentro después de este par de años de ausencia”.
"LA UNIVERSITARIA, HISTÓRICA Y RUMBERA"
* Estas letras e investigación se realizaron en su momento (2009) para la pagina web de la Alcaldía Mayor de Tunja en conmemoracion de los 470 años de la ciudad. El investigador y recopilador es el Sr. Franck Javier Marín, Bibliotecólogo e Investigador en Historia de la ciudad de Bogotá y como recopilación de estas capsulas históricas esta recopilado en un libro virtual http://issuu.com/franck25/docs/tunja_470_a__os_-_patrimonio_de_col